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Componente emocional, imposible de integrar a la inteligencia artificial

Por Ana Luisa Guerrero

Guanajuato, Guanajuato. 28 de abril de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Muchos son los esfuerzos que se han hecho para que las computadoras tengan la capacidad de responder de manera similar al cerebro humano, lo que se conoce como inteligencia artificial (IA); sin embargo, no se logrará ante la imposibilidad de integrar el componente emocional con el que contamos los seres humanos, aseguró el doctor Raúl Rojas González.

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El científico mexicano que desde hace tres décadas trabaja en la Universidad Libre de Berlín (FUB, por sus siglas en alemán) señaló en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt que la inteligencia humana se conforma de experiencias adquiridas en el entorno, y “es muy dudoso que una máquina o un robot tengan esa capacidad”.

Explicó que esta área de la ciencia se basa en intentar que las computadoras resuelvan problemas que los humanos hacen de manera automática. Así, se configuran algoritmos para cada uno de los posibles casos que se les presente, a través del método de prueba y error, pero carecen del componente emocional que posee el hombre de manera natural.

“Lo que se ha planteado es que una máquina verdaderamente inteligente necesita tener un cuerpo, necesita interactuar con el mundo, necesita ser robot pero al mismo tiempo necesita tener un desarrollo similar al que tienen los seres humanos. Hay una componente emocional que aparentemente es muy importante para la inteligencia, en la que yo sé lo que es peligroso y entonces trato de evitar el peligro y aumentar las posibilidades de inteligencia para el futuro”, refirió.

Añadió que una máquina, por muy desarrollado que esté su software, carece de emociones que le permitan hacer frente a situaciones inesperadas o de las cuales obtenga experiencia, y sin ellas es imposible que tenga inteligencia verdadera.

La inteligencia emocional es el conjunto de habilidades psicológicas que permiten expresar de manera equilibrada las emociones, entender las de los demás y utilizar dicha información en la forma de pensar y actuar.

Bajo esta afirmación se vuelve sumamente complejo, prácticamente imposible, que en un futuro las máquinas y los robots sean como las personas en todos los ámbitos de la vida, debido a que el cerebro tiene aproximadamente 10 mil millones de neuronas y si de ellas todavía se desconoce cómo se interrelacionan para pensar, menos se podría reproducir dicho proceso, explicó el especialista.

raul rojas web“Si queremos reconocer caras o lenguaje, es algo que nosotros podemos realizar inconscientemente en fracción de segundos, y hasta ahora no sabemos cuáles son las reglas apropiadas para su procesamiento en la computadora”, agregó.

Rojas González explicó que en las últimas décadas la investigación en inteligencia artificial “gira alrededor de cómo reconocer lenguaje, automóviles, personas en la calle; cómo reconocer intenciones, porque no basta saber que hay una persona enfrente sino cuál es su intención, si quiere caminar hacia la izquierda o la derecha; ese es el campo de la inteligencia artificial”.

El líder del proyecto MadeInGermany –un automóvil que se maneja sin necesidad de contar con un conductor humano– indicó que la discusión en torno a si se lograrán máquinas inteligentes radica en que sería imposible programar “de la A a la Z”, porque “una máquina verdaderamente inteligente tiene que aprender de la interacción con el entorno, así como los niños que no nacen con completo conocimiento y grado académico, sino que tienen que desarrollar su cerebro y las conexiones; ese proceso de aprendizaje parece que es esencial para que una computadora pueda realizar otras tareas”, dijo.

El también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), en su modalidad de mexicanos en el extranjero, resaltó que las innovaciones realizadas en la materia comienzan de manera intuitiva, entendiendo un problema y tratando de resolverlo, y cuando se materializa se aplica en la industria y, por lo tanto, deja de ser un tema de inteligencia artificial para convertirse en una aplicación, en la mayoría de los casos, de robótica.

Aplicaciones diversas

El investigador egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN) detalló que los trabajos en inteligencia artificial han desarrollado aplicaciones en prácticamente todas las áreas; por ejemplo, su laboratorio creó RoboBee, un robot en forma de abeja que imita la danza de dicho insecto para estimular a una comunidad de esta especie a volar en la dirección indicada a fin de que polinice las plantas.

En el plano de la medicina se han diseñado sistemas expertos capaces de contener toda la información de las enfermedades, sus síntomas y tratamientos; así, cuando un paciente va a consulta, la computadora hace una evaluación rápida.

“La computadora no va a sustituir al médico pero lo puede apoyar en la búsqueda de la información asociada con los síntomas, y si el médico va a recetar un medicamento, la computadora puede mostrar el historial del paciente y darle una alarma en caso de que haya medicinas que no son compatibles de acuerdo al cuadro clínico”, refirió.

El profesor en matemáticas e informática en la FUB compartió que desde hace 20 años ha desarrollado diferentes sistemas, uno de ellos es el de visión computacional para ciegos, a quienes se les pone una cámara de video montada en unas gafas que les permite tener una imagen de lo que tienen enfrente.

Asimismo, Rojas González ha trabajado en sillas de ruedas, las cuales reciben comandos de órdenes para que las personas imposibilitadas de caminar sean trasladadas a cualquier sitio.

“Otras cosas que hemos hecho son los automóviles autónomos, donde la computadora tiene todos los datos de los sensores y puede darle los comandos necesarios a la dirección, al freno y al acelerador para conducir el automóvil, y que podría ayudar el problema de tráfico”, añadió.

En materia de robótica se han conjuntado esfuerzos para la industria de la manufactura y las armadoras, donde gran parte de la producción la realizan robots montados en una posición y las piezas llegan a ellos, las operan y dejan en las bandas de montaje.

A ello se suman los robots de servicio, que operan en entornos donde hay humanos que deben interactuar con ellos; de ahí el reto de que la máquina pueda adaptarse a todas las circunstancias, comentó.

Un caso serían los robots de oficinas que realicen limpieza, los cuales deben estar diseñados para reconocer sillas y mesas, así como para abrir y cerrar puertas; “la robótica de servicio, que es el complemento de la robótica industrial, actualmente es la frontera de lo que se ha hecho”, manifestó.

El doctor Rojas González enfatizó que aún se está lejos de que la inteligencia artificial sea aplicada en todos los rubros de la vida cotidiana, y que esta pueda suplir las capacidades y habilidades humanas.

No obstante, los trabajos realizados en todo el mundo en esta materia son un aliciente para que siga al servicio del ser humano.

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