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Desarrollo y medio ambiente, ¿una relación conflictiva?


Por Dalia Patiño González

Puebla, Puebla. 28 de mayo de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- La relación que existe entre el medio ambiente, su deterioro y la vinculación que guarda con el desarrollo social y económico despertó el interés académico por parte de investigadores de diversas instituciones educativas, quienes cuestionaron la concepción de progreso y el desequilibrio ecológico en el foro “Desarrollo y medio ambiente: una relación conflictiva”, celebrado en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

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Este foro estuvo organizado por el Instituto de Ciencias (ICUAP) y el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso Vélez Pliego (ICSH) de la BUAP y tuvo como objetivo poner en discusión el desarrollo actual de la región y el país, así como el grado de deterioro que presenta el medio ambiente.

“Esa relación la tenemos que discutir, analizar y volverla una actividad académica que nos permita salir de la crisis que se vive en materia de medioambiente pero también social”, advirtió en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt el doctor José Víctor Tamariz Flores, secretario académico del Departamento de Investigación en Ciencias Agrícolas (DICA) del ICUAP y organizador del evento.

Víctor Tamariz aseguró que día a día los conflictos ambientales crecen, la lucha por el agua, la Tierra y por los recursos naturales en general, está provocando que se enfrenten visiones distintas de progreso que generan conflictos agudos, es por eso que la academia necesita a través del análisis proponer soluciones que conjuguen intereses, a fin de elegir una salida que implique crecimiento pero que coincida con las vocaciones de las regiones.

“Los recursos naturales son los que nos afectan más directamente. La lucha por el agua, por ejemplo, se relaciona con la privatización que atenta con el derecho que hay para acceder a este recurso; también las minerías que compiten a cielo abierto con los intereses y costumbres de las regiones y su derecho a la protección de bienes ecosistémicos son solo la punta del iceberg que en el fondo revela conflictos más agudos, por eso queremos exponer alternativas que sienten las bases para un desarrollo más equilibrado que permita una convivencia armónica con la naturaleza y desde la trinchera académica revisar la complejidad de estos temas y exponer propuestas”.

El doctor Carlos Figueroa Ibarra, profesor investigador del posgrado en sociología del ICSH y organizador también de este encuentro, refirió en entrevista que desde las ciencias sociales, los cuerpos académicos de evaluación y manejo de recursos, política y desarrollo han cuestionado los dilemas que enfrentan las sociedades ante el crecimiento económico y sus implicaciones vinculadas al impacto ambiental e incluso a la propia supervivencia del ser humano, de ahí la urgencia de replantearse todo el modelo económico vigente.

Entre los participantes a este foro destacó la participación de investigadores como el doctor Víctor Toledo Manzur, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); el doctor Pedro Hernández Ornelas, del ICSH de la BUAP; la doctora Rosalía Castelán Vega, investigadora del DICA; el doctor Benjamín Ortiz Espejel, profesor becario del ICUAP, y la doctora Liza Aceves López, académica e investigadora de la Facultad de Economía de la BUAP.

La mirada ecológica-política

Durante su intervención, el doctor Víctor Toledo Manzur afirmó que desde la perspectiva ecológica-política el ser humano suele vivir anestesiado, sin poder entrar a las causas profundas de la realidad actual, mientras es bombardeado por publicidad. Esto impide, dijo, analizar los procesos en que está inmerso, por eso esta mirada se logra primero a través de la ciencia y el sentido común.

1-vicivc2518.jpgDoctor Víctor R. Tamariz.“Los científicos no siempre tenemos la razón y el sentido común ha sido por muchos años la ciencia de los pueblos y por eso a veces no podemos entender por qué se da la crisis ecológica en el mundo, pero la gente con su sentido común puede llegar a conclusiones que los académicos quizá no podamos ver”.

El investigador cuestionó la forma de hacer ciencia especializada al señalar la necesidad de abordar el problema de desarrollo y medio ambiente desde el pensamiento complejo, entendido como la superación del carácter de la ciencia dominante, percibida como aquella que fragmenta la realidad, al ser superespecializada a veces deja fuera las preguntas adecuadas.

“Ante un carácter parcelario que a veces tenemos como especialistas o expertos, se debe ser interdisciplinario, holístico y el pensamiento complejo es quizá una forma de acercarse porque es nutrido por la reflexión de los teóricos de las ciencias naturales en general. La otra parte fundamental es el pensamiento crítico y me refiero al que es capaz de reconocer las implicaciones desde un ángulo social, cultural y político. Entonces la construcción de una mirada sin anestesia tiene que conjuntar el pensamiento complejo con el pensamiento crítico”.

Indicó que cuando se habla de ambiente y desarrollo se aborda el tema de la naturaleza y la sociedad, pero también del territorio, es decir, se deben contextualizar todos los procesos socioambientales en un espacio y tiempo, de ahí que ese sea el gran reto de la ciencia contemporánea, conjuntar todos estos aspectos, pero sobre todo cuestionarse cómo está respondiendo.

La naturaleza y su relación con los pueblos

Para Toledo Manzur el término desarrollo es complejo porque, dijo, suele ocultar las implicaciones del crecimiento económico, la modernización y la ideología del progreso, mecanismos que vistos desde otra manera pueden ser herramientas de explotación que una minoría de la especie humana ejerce sobre el resto.

El académico insistió en que la ciencia y la sociedad enfrentan un enorme reto de conocimiento y una exigencia para crear nuevas formas que faciliten la toma de decisiones colectivas. Para el doctor Toledo Manzur, el aporte de los pueblos indígenas es fundamental en una nueva gobernanza, por el conocimiento que guardan sobre las problemáticas que ahora se viven con la naturaleza.

Sumado a esta postura, el doctor Benjamín Ortiz Espejel cuestionó durante su exposición la forma en cómo se hace ciencia, asegurando que se enfatiza más en la especialización del conocimiento; sin embargo, ante la crisis ambiental ese conocimiento especializado no es suficiente, por lo que se requiere de un conocimiento más integral, más de contexto y que se haga las preguntas socialmente pertinentes.

Su exposición planteó un enfoque interdisciplinario de sistemas complejos, territorializados en el espacio, pero haciendo hincapié en la participación de la sociedad civil en un ejercicio de gobernanza.

“Creo que el problema más urgente es que cualquier eje de gobierno debe comprender que el asunto ambiental debe ser prioritario, urgente, y al hablar de ambiental no me refiero a lo ecológico, sino a la relación entre la naturaleza y la sociedad. Lo ambiental no se debe entender como lo verde, como sembrar arbolitos o no contaminar, lo ambiental implica una compleja red de relaciones que incluye a los tomadores de decisiones y a la sociedad”.

Falsa concepción del “desarrollo”

El doctor Pedro Hernández Ornelas, investigador y académico del área de filosofía y sociología, explicó que existe una errónea concepción de desarrollo y que este concepto no tiene por qué entrar en conflicto.

“La humanidad se enfrenta a dos grandes problemas, la gran violencia en contra de la naturaleza y la violencia contra el hombre mismo. Se ha dejado de lado que ambas partes en tensión no se han concebido como complementarias. Existe una falsa concepción del desarrollo porque siempre se ha equiparado con un mero crecimiento económico, procurando el consumo en un mercado totalmente globalizado, donde acceder a bienes y acrecentar riqueza es muchas veces la base de la explotación desmedida de los bienes naturales”.

1-asisforo2518.jpgEn contraparte a esta falsa concepción de desarrollo, Hernández Ornelas advirtió la nueva visión de una economía ecológica que, aunque fue despreciada en sus inicios, poco a poco fue retomada por estudiosos de la economía que señalaron que el sustento de esta relación no es acrecentar riqueza, sino que la base de la economía es el material proporcionado por el universo para sostener y remediar nuestras necesidades.

“La concepción del crecimiento económico ilimitado es una aberración, porque el crecimiento también se debe dar intelectual y moralmente para producir una vida de hermandad con la naturaleza. Esa ruptura nos provoca grandes crisis y riesgos y parece que no nos percatamos y aunque pareciera que el respeto por la naturaleza es contrario al desarrollo, eso no es así porque deriva justamente de la concepción errada de lo que creemos implica el crecimiento”.

Hernández Ornelas recordó al filósofo israelí Martin Buber, al señalar cómo se cuestionó la forma en que se define el hombre en función del otro sin tomar en cuenta que somos nosotros para el mundo.

“Qué puedo saber, qué puedo esperar, qué debo hacer y qué es el hombre. Ante estos cuestionamientos, Martin Buber señaló cómo las ciencias han trabajado mucho por dar una visión al ser humano de lo que es en el mundo, pero Buber se cuestiona y asegura que las ciencias se han preocupado más por decirnos quiénes somos, pero falta preguntarse qué es el mundo para el hombre. Y es aquí donde el metabolismo social entra en escena y nos trae el reto de descubrir los fundamentos de la acción humana con la naturaleza, y bien entendido permite al hombre actuar en armonía, pero sobre todo hermandad con la naturaleza”.

Insistió en que todas las cosas se revelan y tienen por sí mismas un valor y si se observa de forma honesta esta característica, lo que surge inmediatamente es un moderado cuidado por esas cosas.

“Qué es el mundo para nosotros, porque solemos definirnos solo por el otro y hay que tomar en cuenta el contexto y el sentido que tengo en este mundo, y desde ahí nace el derecho de la naturaleza porque las cosas deben ser tratadas según su estructura y desde ese punto se da el respeto que debe haber”, finalizó el académico, quien en coincidencia con los otros investigadores pugnó por que la academia abone con nuevas perspectivas a resolver el conflicto entre desarrollo y sobreexplotación natural.

 

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