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Léxico y cultura: ¿cómo habla el sinaloense?

Por Janneth Aldecoa

Culiacán, Sinaloa. 24 de mayo de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- El investigador José Everardo Mendoza Guerrero ha dedicado casi cuatro décadas al estudio del habla sinaloense, desde la fonética: cómo articulan los sonidos, su tono “cantadito y golpeado”, además del léxico, y palabras como “bichi”, “cochi”, “colti”, que distinguen la forma de hablar de los originarios de la entidad con respecto a otros estados del país.

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El pasado 14 de abril, el doctor y catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), recibió la insignia como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, a la que ingresó en 2004. Leyó su discurso de ingreso como Académico Correspondiente de Culiacán, Sinaloa, en una ceremonia que tuvo como escenario el Palacio de Bellas Artes.

Su obra radica en una vida dedicada a la identidad y el Diccionario del Léxico Regional de Sinaloa. En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Everardo Mendoza explica por qué el sinaloense habla como lo hace.

Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué elementos del habla distinguen al sinaloense?sinaloa rcuadro2 525

José Everardo Mendoza Guerrero (JEMG): Se dice que el sinaloense habla "muy golpeado", que aún eso hay que estudiarlo, pero son las palabras las que distinguen a los sinaloenses. Generalmente quienes conocen algo acuden a palabras muy raras, de origen indígena local, a palabras arcaicas supuestamente o a palabras rurales para distinguirse. Hay palabras muy distinguidas, como "bichi", "cochi", "colti", etcétera; pero hay muchas otras que no son tan conocidas, pero que son más socorridas que esas, y que los hablantes no las toman en cuenta porque les parece que son del español, y sí, son del español y pasan inadvertidas.

AIC: ¿Esto es generalizado en todos los municipios de Sinaloa?

JEMG: Es algo muy difícil de decir. Fuera de la entonación, de decir que el sinaloense habla "muy golpeado", hay otras respuestas que dar. Cuando uno dice que el hablante sinaloense habla "golpeado", no es verdad; no es en todas las zonas. Si nos vamos, por ejemplo, a Mazatlán o a Escuinapa y El Rosario, ahí no hablan tan "golpeado", hablan más "cantadito", como dicen los del centro y norte. Nuestros paisanos del sur no los meteríamos en el norte. En Los Mochis dicen que nosotros hablamos "cantadito", eso es relativo. Cuando a uno le preguntan cómo hablan los del norte, dirán que hablan "golpeado", y viceversa, que hablan "cantadito".

Si los ponemos en el pentagrama, vemos que hay ascendencias y descendencias, como si fueran notas musicales, donde concluye un tono en la voz, es la manera en que uno habla. En la construcción de una oración, también le damos un énfasis al habitante de una región.

AIC: ¿Hay palabras o frases que utiliza el sinaloense de manera diferente a otras regiones, es decir, que se apropia de estas para darles otro significado?

JEMG: Así es, las palabras son la manera en que uno nombra las cosas, y hay palabras que agrupan regiones. Hay palabras que compartimos, por ejemplo, he estado trabajando en la revisión del diccionario. El sinaloense dice mucho "un paro", y esto se comparte mucho con otras partes del país, para referirse a "hacerle el paro" a alguien, es decir, refiriéndose a un favor. Eso se comparte, no es sinaloense, pero cuando alguien dice, por ejemplo, "se puso con fulano de puro paro", eso sí es muy sinaloense, "el paro" como mentira, eso es sinaloense. “El paro” es utilizado como una broma, en el sentido de estar consciente, sabiendo que no es verdad.

AIC: ¿A qué se debe?

JEMG: Todos los hablantes tienen un propósito de identificarse con valoraciones culturales. Tiene su manera de ver las cosas, y tiene que ver con su valoración como hablante, como ciudadano. Nosotros, por ejemplo, compartimos el vocablo "plazuela" como vocablo sinaloense. No tenemos otra palabra para asignar el espacio que está en los pueblos y en las ciudades, que tiene un quiosco, jardines, bancas, y a las que uno va a echar el mitote, que es punto de encuentro entre las personas; es decir, no tenemos una clasificación, como decir: el zócalo principal, el jardín central; decimos plazuela a todo, aunque sea un pequeño jardín, con tres árboles en un pueblo, es la plazuela, o la "plazuelita" o la "plazuelota", pero “plazuela” es el nombre para significar nuestros espacios; eso es sinaloense, y es español, y nunca sale como una forma sinaloense, porque como es del español pasa inadvertido.

AIC: ¿Es algo premeditado como surge esta forma de hablar?

JEMG: Este tipo de palabras, que tienen que ver con su valor cultural, con su historia, son formas que se van acuñando entre los propios hablantes y que nunca hay una intención entre los hablantes de diferenciarse, pasa espontáneamente. No es que diga 'vamos a elegir estas palabras', porque los acuerdos son espontáneos, involuntarios, que se van dando entre una comunidad y tiene que ver con la historia, cómo se construyen las ciudades y los pueblos, y hay que estudiar eso.

sinaloa recuadro3 525Parte de mis investigaciones ha tenido que ver con cómo se expandió la lengua española, quiénes intervienen, en qué procesos se dan, por ejemplo, cómo se da la migración del campo, esto le ha dado un toque a las ciudades.

AIC: En los años setenta se registró la migración masiva de familias originarias de la zona serrana de Sinaloa hacia las ciudades, debido a situaciones de violencia y operativos de seguridad. ¿Esto influyó en la forma de hablar del sinaloense?

JEMG: Claro que sí. Se tiene una idea de que nosotros no tenemos vocablos rurales, de que los urbanos somos los que marcamos la pauta de todo, pero luego vemos cómo en los años 70 u 80, la migración del campo a la ciudad nutrió las ciudades con sus palabras, giros y significados, y los citadinos comenzaron a construir a partir de ese material su norma urbana. Eso es lo que hace la diferencia. Lo que ha nutrido otras ciudades no necesariamente ha sido la migración del campo a sus ciudades o la migración de otros estados a sus ciudades que, en nuestro caso, han sido mínimas. La migración nuestra ha sido más de nuestros propios campos, o de la sierra a nuestras ciudades.

Ahora mismo hay una migración de lo poco que quedaba en los campos. La gente que había regresado a los campos ha vuelto otra vez a las ciudades por esta situación de la violencia.

AIC: ¿Qué representa para usted su ingreso como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua?

JEMG: Para todos los que se dedican a las letras, sea lingüística, literatura o promoción de la cultura, llegar a esta Academia es un privilegio muy especial, sobre todo porque nadie trabaja para estar en ella, porque los integrantes no se postulan, solo son nombrados luego de una discusión y análisis de sus trabajos. Este logro para mí es muy especial, creo que mi compromiso con Sinaloa es tanto y tan fuerte como lo es con el país, deseo trabajar porque se conozca el español de México.

 

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