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La ciencia no se hace bajo el principio de autoridad: Gerardo Herrera Corral


Por Verenise Sánchez

Ciudad de México. 22 de noviembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- "La actividad científica debe cuestionar todo, aquí el principio de autoridad no es válido", afirmó Gerardo Herrera Corral, físico adscrito al Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

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En entrevista, luego de dictar la conferencia Cambio climático antropogénico, ¿mito o realidad?, la cual causó polémica entre los asistentes, el miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) señaló que en la ciencia toda la información debe ser cuestionada.

Destacó que “todo en la ciencia se debe poder discutir, en el momento en que las sociedades científicas se cierran hay que abandonarlas”. Dio el ejemplo del físico Ivar Giaever, premio Nobel de Física 1973, quien decidió abandonar la American Physical Society (APS) luego de que esta marcara su postura sobre que el cambio climático era un tema incuestionable.

“Un científico no puede aceptar eso. Si no se permite cuestionar las mediciones que se hacen, no hay nada que hacer ahí”, y es que en su ponencia, el investigador presentó un análisis sobre información científica del cambio climático que pone en entre dicho este fenómeno.

Ante el enojo de sus colegas, Herrera Corral señaló que “esa es una dinámica común, hay paradigmas que se establecen como la verdad absoluta, pero afortunadamente siempre quedan algunos críticos. La disidencia es fundamental en el quehacer científico".   

El pionero en el estudio de la física de partículas en México recordó que “el método científico es poner siempre en cuestionamiento todo lo que se mide”. Aunque también pidió tener cuidado ante lo que se observa, ya que comentó que todos tenemos una tendencia a ver lo que queremos ver. 

Los vicios del científico

 “Uno siempre tiene una idea de lo que quiere medir, de lo que va a obtener, a veces uno tiene puesto ahí mucho, un modelo, una idea y uno quiere mostrar que eso es verdad. En ese sentido, siempre tenemos un conflicto de interés. Hay una relación estrecha entre lo que deseamos y lo que acabamos viendo". 

Estos “vicios” ocurren de manera “natural” en la ciencia e incluso en este mismo cayó Albert Einstein. “Él tenía un modelo para explicar el momento magnético atómico. A Einstein no le gustaba mucho el modelo de Bohr y por eso trató de explicar el átomo de manera diferente. Su explicación tenía consecuencias en lo que se conoce como momento magnético. Él consideraba que si eso era correcto, el momento magnético del electrón tendría cierto valor”, narró.

Así que Albert Einstein ideó un modelo para medir el momento magnético, y cuando hizo el experimento y lo midió le dio lo que él creía que debía de dar; no obstante, hoy se sabe que estaba equivocado. “Lo midió muchas veces y por muchos años y él con sus asistentes obtuvieron siempre el valor que quisieron ver, pero que sabemos era incorrecto”.

“Los físicos medimos a menudo las cosas que queremos ver, pero la ciencia no es lo que una autoridad como Albert Einstein diga, afortunadamente la ciencia está hecha por mucha gente que mide y hace sus experimentos de manera independiente”.

Por tal motivo, reiteró que el principio de autoridad no es válido en la ciencia y llamó a los jóvenes investigadores a tener en cuenta esto, porque las rebeldías de los jóvenes científicos es lo que ha hecho que la ciencia y la tecnología avancen.

“El principio de autoridad no es el que rige el conocimiento científico. La comprensión que tenemos de la naturaleza se ha logrado al margen del principio de autoridad. Está basado en el método científico que exige experimentar y analizar los resultados de lo que se pone a prueba. Eso es lo que nos dice si la idea es correcta o no”.

Hay en México una academia muy conservadora

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Sobre si ve a los jóvenes científicos mexicanos con esa actitud crítica, Gerardo Herrera respondió: “Creo que la academia mexicana es muy conservadora, tenemos quizá por razones culturales un respeto exacerbado por nuestros viejos ilustres y poco se impulsa a los jóvenes”.

En Europa o en Estados Unidos existe un balance, si bien sí se reconoce a los investigadores de más trayectoria y edad, pero también se impulsa a las nuevas generaciones de científicos, destacó el investigador quien ha colaborado en experimentos en varios países.

“Creo que eso favorece mucho el poder de nuestros ilustres investigadores de mayor edad. Les damos un crédito enorme. En México, muchas decisiones las toman académicos mayores a 70 años”.

Indicó que se deben establecer mecanismos en la academia —por ejemplo, introducir el retiro— para mejorar la dinámica generadora de ideas nuevas. "En Europa, los investigadores llegan a los 60 o 65 y se tienen que ir, esto le permite a los jóvenes acceder a más oportunidades”.

Destacó que el riesgo que se corre al tener a gente de edad avanzada al frente de las instituciones y en los comités evaluadores es que se terminan apoyando las mismas ideas de hace 30 años, no se apoyan las ideas disruptivas que generan nuevo conocimiento e innovación. 

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