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Escuela NanoAndes 2018, entre la ciencia y las redes de investigación


Por Francisco Torres

Monterrey, Nuevo León. 7 de diciembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- En busca de generar un variado intercambio de conocimiento y experiencias en las disciplinas de nanotecnología y nanociencia entre Latinoamérica y países europeos, se llevó a cabo la Escuela NanoAndes, en organización conjunta del Centro de Investigación en Materiales Avanzados (Cimav), con fondos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Red NanoAndes.

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La Escuela NanoAndes se celebra anualmente en ciudades de América Latina, tales como Cartagena, Colombia; Quito, Ecuador; La Paz, Bolivia; Mérida, Venezuela; y Buenos Aires, Argentina. En 2018, Monterrey fue la encargada de recibir a los estudiantes que año tras año son partícipes de la escuela, constituyéndose como un semillero nanocientífico de la región.

Con sede en el Cimav Monterrey, localizado en el Parque de Investigación e Innovación Tecnológica (PIIT), participaron 67 estudiantes de diversas nacionalidades, además de poco más de 30 personas, entre organizadores, profesores y expositores.

La temática correspondiente de este año se enfocó en “Métodos de síntesis y caracterización de nanomateriales y películas delgadas”. La línea de conducción se centró en la síntesis y caracterización de nanomateriales avanzados por métodos físicos y químicos para diversas aplicaciones en energía y salud.

¡A experimentar!

400Además-de-las-cuestiones-científicas,-los-participantes-pudieron-hacer-redes-de-contacto-para-futuras-colaboraciones.jpgComo parte de la Escuela NanoAndes 2018, además de las conferencias que se impartieron, se llevaron a cabo trece talleres, donde los participantes pudieron aplicar los conocimientos compartidos durante el evento.

La doctora Margarita Sánchez, investigadora del Cimav Monterrey y coordinadora general del evento, indicó que los talleres sirvieron para acercar a los estudiantes a la práctica, aprovechando la temática del evento.

“Casi todos los talleres estuvieron alrededor de la síntesis de nanomateriales avanzados por métodos físicos y químicos, así como su caracterización, para aplicarlos en el medio ambiente, energía y salud. Fueron grupos pequeños donde se hacía la síntesis de materiales, películas y sistemas, para después hacer la caracterización”. 

NanoArte, estética en su ‘mínima expresión’

A pesar de que durante el evento se abordaron temas específicos y complejos, el arte no pudo faltar en la agenda de la Escuela NanoAndes, pues los organizadores convocaron a los inscritos a participar en un concurso de ‘nanoarte’.

400-La-imagen-ganadora-fue-la-titulada-Bajo-el-Mar,-en-la-cual-se-muestra-una-estructura-microoscópica-con-algunos-peces-agregados-artísticamente.-Fue-realizada-por-Edith-Navarro.jpgEl concurso se trató de imágenes y/o fotografías científicas de estructuras nanométricas, en el que los participantes muestran representaciones gráficas que reflejen algún fenómeno del nanomundo.

Los participantes enviaron imágenes obtenidas de equipos con resolución nanométrica. Dentro de los objetos presentados, se encuentran nanoestructuras o con características nanométricas relevantes, tales como arquitecturas autoensambladas, nanopattering, nanolitografía.

Como resultado, se obtuvieron obras artístico-científicas con estructuras con apariencia de copos de nieve, de corales ¡y hasta de pizza!

La coordinadora de NanoAndes 2018, Margarita Sánchez, indicó que la finalidad era presentar una imagen científica y relacionarla con algún elemento de la cotidianidad.

“Tuvimos uno que reflejaba un arrecife de coral, en el que incluso le agregaron peces para que se viera más artístico. También tuvimos unas que parecían un panteón, pues se simulaban las cruces de cementerio, y otras de copos de nieve”.

Construcción de redes, parte de NanoAndes 2018

400En-el-evento-de-inauguración-estuvo-presente-Philipe-Richou,-jefe-de-oficina-de-Francia-en-Monterrey.jpgAdemás de fomentar el aprendizaje y el intercambio de conocimientos, uno de los objetivos primordiales era que los asistentes pudieran relacionarse con los demás investigadores, para así poder ampliar las redes de investigación sobre la disciplina.

“No fue solo todo el aprendizaje técnico, pues una de las cosas más importantes fue la convivencia que se dio entre los participantes, pues a futuro podrían llegar a colaborar en proyectos de investigación. De hecho, en los ocho años de NanoAndes, ya hay casos de estudiantes que van a otros lugares a desarrollar proyectos porque se conocieron en ediciones pasadas”.

Fuera de la ciencia, los estudiantes pudieron alojarse en el Barrio Antiguo, uno de los sectores más típicos de Monterrey, pues la antigüedad de los edificios contrasta con el resto de la ciudad. Esto propició aún más la conjunción lograda en el NanoAndes 2018.

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