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Museo de Historia Natural busca inspirar a los científicos del futuro


Por Armando Bonilla

Ciudad de México. 11 de diciembre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Al arribar a la segunda sección del Bosque de Chapultepec uno de los elementos visuales que más llama la atención de los visitantes son las nueve espectaculares bóvedas de colores que albergan al emblemático Museo de Historia Natural. 

800x300-Museo-de-Historia-Natural-se-renueva2.jpgTodas las fotografías cortesía de Ana Yañez.

Justo a la entrada de ese recinto se encuentra el gran oso polar que muchos adultos recuerdan haber visto con asombro cuando niños y al que actualmente observan con emotiva nostalgia cuando regresan a ese mágico lugar, posiblemente acompañando a sus hijos.

Durante el recorrido por sus diversas salas, a esas nuevas generaciones las aguarda el esqueleto de un enorme dinosaurio (Diplodocus), al que seguramente también recuerdan las viejas generaciones, aquellas que visitaron el lugar hace casi 53 años, cuando fue fundado en 1964.

Pero las bóvedas, el gran oso polar y el enorme dinosaurio son sólo algunas de las piezas exhibidas con la intención de despertar e incluso inspirar vocaciones científicas en los visitantes, pues hoy en día el recinto se encuentra en proceso de renovación.

Sí, así es, el Museo de Historia Natural emprendió un importante proceso de remodelación y renovación que contempla una nueva proyección para sus espacios físicos —manteniendo sus bóvedas consideradas patrimonio arquitectónico—, así como nuevos contenidos con base en nuevas tendencias museográficas y de aprendizaje.

280tig-1711.jpgEn entrevista para la Agencia Informativa Conacyt la directora del museo, Mercedes Jiménez del Arco explicó que desde su nacimiento, el recinto presentó su contenido de forma innovadora y siempre buscando generar una experiencia de aprendizaje, objetivo que logró cumplir durante muchos años; no obstante, esas estrategias innovadoras comenzaron a rezagarse y a ello obedece la tarea de renovar y remodelar el lugar.

“El museo nace en 1964 en un momento en que la Ciudad de México estaba en la antesala de eventos muy importantes, como los preparativos para las Olimpiadas de 1968; entonces el museo nace en este contexto, pero lo hace con un propósito pedagógico, educativo y de alguna manera, la temática era muy importante para esos momentos”.

Parte de la estrategia delineada para captar público consistió en la decisión de construirlo en el parque más importante de la Ciudad de México, es decir, el Bosque de Chapultepec, donde se convirtió en una visita obligada para las familias que acudían al lugar en busca de un sano esparcimiento.

En torno a la estrategia educativa que se implementó cuando el lugar abrió sus puertas por vez primera para atrapar la atención de los visitantes y comunicar de manera efectiva la ciencia, Jiménez del Arco dijo que se aplicó una estrategia en ese entonces novedosa, basada en los ahora emblemáticos dioramas que en ese momento no eran comunes en los museos; asimismo, las colecciones de taxidermia, un recurso muy importante porque se acercaba a los animales en su forma más real posible a los visitantes.

Además de ello, ambientar los animales en el hábitat que a cada uno le correspondía fue novedoso para el momento y resultó muy atractivo para los pequeños que los visitaban. Pero con el paso del tiempo, la estrategia ejecutada comenzó a perder el impacto inicial debido a la dinámica de un mayor acceso a la información y el auge de los museos interactivos.

“Eso es algo que le pasó a todos los museos, no sólo al Museo de Historia Natural, le ocurrió a todos los llamados ‘museos tradicionales’. Lo que empezó a pesar más fue que, por un lado se tenían importantes colecciones y los museos vivían para ellas —y lo siguen haciendo porque es nuestro principal patrimonio, nuestra principal custodia— pero por otro lado tenías un visitante que también jugaba un papel muy relevante porque no sólo se trataba de contar con las piezas, de tener su resguardo sino de divulgar su existencia, su importancia en la historia”.

Detalló que en esa dinámica, donde lo más importante era la pieza, el objeto, se olvidaba por completo al sujeto; pero posteriormente vino una etapa de diálogo, impulsada principalmente por los museos interactivos. “En tanto se incrementan estos espacios se empieza a notar que tanto la obra como los visitantes son valiosos, que en la medida que se les de el peso correspondiente y comienza el diálogo entre ambos, la función del museo mejora”.

Es importante precisar que la interacción no se limita al tocar, mover, jugar, aprender, la interacción, dijo la directora, se da desde muchos niveles y la tecnología se debe tener como una herramienta más; es sólo un medio de comunicación al igual que cualquier otro. “De alguna manera se tiene que lograr que la experiencia en el museo sea lo suficientemente memorable y diferente como para que realmente se alcance una conexión emocional y se consiga una experiencia de aprendizaje, de esparcimiento y de todo lo que deseamos comunicar”.

La renovación del recinto

De acuerdo con la directora, es en ese contexto que desde hace varios años comenzó a rondar la idea de renovar el museo y volverlo, de nueva cuenta en un espacio de vanguardia educativa. “Quiero precisar que pese al rezago que pudo experimentar, el museo nunca perdió a su público y nunca dejó de captar nuevos visitantes; no obstante, surgió la inquietud de poderlo renovar, hubo muchos proyectos desde que surge esta idea, pero diversas circunstancias ocasionaron que no se concretaran”.

380_mus_Historia_Nat.jpgEs hasta que llega la actual administración que se logró concretar una propuesta viable y se contó con las voluntades necesarias para lograr los recursos para que se emprendiera el proyecto. En un principio la renovación tomó vuelo con ligeros cambios a la museografía, entre ellos modificaciones que apuntaban a las exposiciones temporales.

Posteriormente, esos ligeros cambios evolucionaron en una renovación profunda que incluye un cambio en sus espacios físicos, respetando su legado arquitectónico y también a su museografía, la cual avanzará en busca de aquel público que pueda ser inspirado hacia el quehacer científico. “El museo siempre ha sido inspirador de vocaciones, lo platicaba antes, lo han visitado en su niñez personas que hoy en día son científicos muy reconocidos, pero de alguna manera sus espacios deben llegar con otros lenguajes a las nuevas generaciones para volver a lograr ese efecto”.

— ¿Cómo lo lograrán, qué cambios incluye la renovación?

— El principal objetivo del museo es conservar su esencia, eso lo tenemos clarísimo, somos un museo donde ya se viven muchas experiencias del tipo emocional, de aprendizaje pero emocional y eso hace que se quede mucho más grabado el momento que se vive aquí. Esa parte es muy importante y a la par de ello son nuestros temas de historia natural, eso cuidaremos que no se pierda.

Conservaremos también los temas relacionados con el programa educativo vigente, porque nuestros visitantes vienen en muchas ocasiones por indicaciones de los maestros y seguiremos apoyando ese trabajo con los temas que además complementan su currícula escolar. Asimismo, se preservarán las colecciones de taxidermia y algunas otras que son emblemáticas.

Esos son algunos puntos de los que se mantendrán en la renovación, mientras que entre los cambios, se incluye reforzar el contenido relacionado con la biodiversidad de México. De igual forma, trabajaremos en nuevas actividades que permitan a los visitantes entender las responsabilidades de la especie humana para que nuestro planeta siga funcionando adecuadamente.

— ¿Estamos hablando de nuevo contenido, nuevas piezas y nuevas actividades?

— Sí, definitivamente se incorporará nueva colección, pero será un trabajo paulatino, ya que al tratarse de un Museo de Historia Natural, las exhibiciones no son resultado de tareas sencillas y más cuando se trata de mantener e incluso incrementar la calidad que ya se tiene.

— ¿Qué implicará la remodelación del espacio físico?

— Se está planteando una renovación integral de todo el espacio y es muy importante que te comente que en este proyecto se han manejado puntos fundamentales, entre ellos las instalaciones. Las nueve bóvedas del museo realizadas en 1964 por el arquitecto Leónides Guadarrama, están consideradas patrimonio arquitectónico caraterístico de los años sesenta, entonces todo lo que se planea a futuro parte de la premisa de darle relevancia a este patrimonio de la Ciudad de México y todo lo que se haga en cuanto a la remodelación girará alrededor de ello.

Participarán en la remodelación un grupo formado por diferentes firmas de arquitectos: los hermanos Claudio y Christian Gantous; Jorge y Arturo Arditti y Ricardo Umanski; mientras que en la parte de contenidos participan importantes científicos coordinados por el biólogo Javier de la Maza y en el desarrollo museográfico la empresa Siete Colores, además del equipo de profesionales del Museo de Historia Natural.

La estrategia educativa

 

 

 

 

 

 

Aún con los trabajos de renovación, el Museo de Historia Natural se mantiene abierto al público. Consulta su costo y horarios haciendo clic aquí.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Alejandro Camarena Cuevas, subdirector de servicios educativos del Museo de Historia Natural, departamento que se ha involucrado directamente en la renovación del lugar, explicó que el trabajo va de la mano con una estrategia educativa muy puntual que toma como base la experiencia de ese departamento.

De acuerdo con el especialista, existen diversos elementos que se deben considerar para delinear la estrategia, entre ellos, el dominio del tema central del recinto, el amplio y profundo conocimiento del público que los visita y tener presente que los museos no son centros de educación formal, sino espacios de educación informal.

“Por ejemplo, nuestros gran objetivo, considerando que la estancia de nuestros visitantes ronda entre una y tres horas, no es que salgan de aquí con un aprendizaje total de cómo es la evolución, cuáles son los mecanismos que intervienen y todo lo que implica la evolución de los seres vivos; pero lo que sí nos toca es sensibilizar y generar en ellos un interés genuino por el tema”.

Para lograrlo, de acuerdo con Camarena Cuevas, se debe tener claro que los públicos de los museos en la actualidad buscan participar y ante ello, durante la renovación se incluirán actividades que involucren al público, como las que ya realizan hoy en día, pero encaminadas hacia el nuevo contenido.

El rol del departamento de investigación en la renovación

El nuevo contenido del Museo de Historia Natural no sólo debe ser actual, sino contar con un sustento científico sólido y esa es la labor a cargo del departamento de Liliana Montañez Godoy, coordinadora de investigación y colecciones del Museo de Historia Natural.

“Lo que nosotros hacemos es investigación de museo (…) divulgamos lo que las instituciones de investigación ya están haciendo, bajamos de nivel (técnico) esa investigación para que todas las personas tengan acceso a ella y sobre todo para que puedan comprender lo que las instituciones están haciendo”.

En ese contexto, Montañez Godoy señaló que durante la renovación su departamento apoyará el trabajo encabezado por la empresa Siete Colores, a cargo del proyecto y lo harán a través de la validación de los contenidos que se están creando bajo la batuta de Javier de la Maza.

“El proyecto está en manos de importantes científicos y ellos saben muy bien lo que hacen, nosotros sólo los asesoraremos para que se trate de contenido acorde al lenguaje de un museo, que evidentemente no es lo mismo que hacer otro tipo de divulgación (…) lo que a veces sucede es que el contenido no se baja a un nivel adecuado para un museo que es para todo tipo de públicos, principalmente para pequeñitos y es ahí donde nosotros intervendremos”.

 

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