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Julia Tagüeña Parga: la ciencia mexicana debe construir sobre lo exitoso


Por Chessil Dohvehnain

San Luis Potosí, San Luis Potosí. 2 de agosto de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- En el marco del Congreso Interdisciplinario Ipicyt 2018, la doctora Julia Tagüeña Parga, directora adjunta de Desarrollo Científico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), inauguró el evento compartiendo una reflexión sobre las contribuciones que el Conacyt ha tenido para el desarrollo científico del país y lo que se espera a futuro desde su experiencia.

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“No dudo que habrá cosas nuevas, porque debe haberlas, y tampoco dudo que se aprovechará lo que ha funcionado. Hay programas que se van a conservar, seguro, como las becas Conacyt, el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), que tienen que ser programas transexenales, pero también habrá cosas nuevas y creativas porque eso es lo que queremos: hacer cosas originales”, comenta en entrevista.

Egresada como física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctora en física del estado sólido por la Universidad de Oxford en Gran Bretaña, la expresidenta del Centro de Investigación en Energía y de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia opina que, a futuro, la ciencia mexicana debe construir sobre lo exitoso. 

Ciencia, inversión y equidad de género

En su charla inaugural, señaló que durante esta administración gubernamental que termina, se priorizó en incentivar la inversión en ciencia y tecnología, así como fortalecer el desarrollo de capital humano, la vinculación académica y la cooperación internacional, además del fortalecimiento de infraestructura.

En el tema de capital humano, en el 2018 se otorgan 65 mil 476 becas. De mantenerse la tendencia en el crecimiento de la demanda, estas podrían aumentar un 40 por ciento hasta alcanzar 91 mil becas en el 2028. Para estos efectos, comentó que también se ha hecho un gran esfuerzo en términos de descentralización. Para 2007, la mayoría de las becas (56 por ciento) se concentraba en la Ciudad de México, y para 2017 el porcentaje oscilaba en 69.1 por ciento fuera del centro del país. La mayoría se encuentra en las universidades públicas estatales, luego en la UNAM y después en los centros públicos de investigación de Conacyt, impulsando los estudios de doctorado.

En términos de igualdad de género, para 2017 las mujeres representaban 48.6 por ciento del total de becarios que forman parte de Conacyt, conforme a 47.9 por ciento de 2012, mientras que en hombres la tendencia bajó (51.4 por ciento con respecto a 52.1 por ciento de 2012); no obstante, en los campos de física y matemáticas, entre otros similares, aún están lejos de tener paridad de género en términos de representación femenina, lo cual representa una tendencia global en las disciplinas que está cambiando gradualmente. 

1-taginagiu0218.jpg“Creo que nuestra presencia en la ciencia es imparable. Las mujeres no dejarán que se detenga. Es algo que viene con la formación de cada vez más mujeres en la ciencia y es algo que une a todos. Es un tema unificador. ¿Quién puede estar en contra de la equidad y de la inclusión? Creo que iremos hacia adelante, no tengo la menor duda, porque además las mujeres jóvenes vienen pisando fuerte; vienen preparadas y con decisión firme. Sin duda, cada vez veremos más mujeres en ciencia. Que es lo mejor que nos puede pasar, porque estamos aprovechando el talento de toda la población y esa es realmente la meta porque tenemos un reto común”.

Sistema Nacional de Investigadores y programas de largo plazo

Durante la conferencia, la doctora aclaró que el Sistema Nacional de Investigadores aspira aumentar un 100 por ciento su crecimiento para que en 2028 se tengan alrededor de 57 mil 481 miembros (de mantenerse el crecimiento natural de los últimos años), comentando también que hoy día 62.8 por ciento del total de investigadores se encuentra fuera del centro del país, donde San Luis Potosí está en el décimo tercer lugar por debajo de Jalisco, Nuevo León, Puebla, Veracruz, Guanajuato y Ciudad de México, como parte de los esfuerzos de Conacyt para la descentralización.

“El programa de Cátedras Conacyt vino también a sacudir todas las instituciones. Vino a imaginar una nueva forma de hacer investigación. Y nos parece importante dejar afianzado este programa. Es un mecanismo para que los jóvenes que formamos tengan un trabajo”. 

Hoy día existen mil 511 catedráticos dentro de dicho programa para 2018, con respecto a los 552 que había en 2014. Afirma que las cátedras dan prioridad a temas en cuanto a solicitud de proyectos que se han vuelto tendencia nacional, como el desarrollo tecnológico, ambiente, desarrollo sustentable, salud, conocimiento del universo, sociedad y energía. Temas que demuestran una preferencia clara por aprovechar una ciencia que “mete y usa las manos” tanto como la mente.

“Antes había físicos teóricos y experimentales, y los teóricos eran más importantes. Cambió en nuestro imaginario que usar las manos está mal. Nos dimos cuenta de que eso es muy bueno. Es una cosa, sin duda, cultural”. 

En cuanto al desarrollo regional, explicó que se ha priorizado la formación de agendas estatales de innovación y una política científica diferenciada, según las características de cada entidad, donde los consorcios de investigación son una herramienta poderosa.

“Es una idea revolucionaria como la de Cátedras Conacyt. Es una forma de llevar la ciencia a todo el país. Sin duda todos están a favor de hacer centros de investigación pero no es tan fácil. En cambio, con los consorcios lo que se hace es unir la fortaleza de distintos centros de investigación para abordar problemas relevantes. Hay bastantes casos de éxito, como por ejemplo, aquel involucrado en la construcción y operatividad del Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, que es el más grande del mundo, con el que México debe lanzarse a otro megaproyecto, como el supercómputo o la cacería de agujeros negros en el centro de nuestra galaxia”.

De igual forma, la investigadora indicó que es necesario buscar que los proyectos y las políticas científicas sean concebidas no de acuerdo al vaivén político de cada seis años, sino como concepciones de largo aliento que permitan al país construir una sociedad de conocimiento diversa y empoderada, donde la comunicación pública de la ciencia y la vinculación con los sectores públicos y privados son herramientas clave, así como el apoyo a convocatorias en ciencia básica, investigación de frontera y en la atención a problemas nacionales.

“La línea entre hacer lo mismo que se hace diario y entre investigación de frontera, es muy tenue, porque incluso haciendo lo que uno hace a diario genera conocimiento de impacto. Pero no ocurre lo mismo con la atención a problemas nacionales y/o regionales, porque aquí la investigación se orienta a resolver un problema específico. Por ejemplo, cuando Maxwell escribió las ecuaciones de electromagnetismo, no estaba pensando en la CFE, sino en describir la luz como una onda electromagnética. Pero eso tuvo consecuencias de impacto en nuestra vida moderna”.

Ciencia de impacto y defensa del conocimiento

Existen 77 Laboratorios Nacionales Conacyt con unidades de investigación en 30 entidades federativas (faltan Veracruz y Quintana Roo). Sesenta y cinco por ciento de estos atiende temas prioritarios para la nación, y el fortalecimiento de estos laboratorios, junto con los centros públicos de investigación, debe ser un 1-taginagiu0218-1.jpgobjetivo a corto, mediano y largo plazo.

“Son fundamentales (los laboratorios) para atender emergencias nacionales, como en los casos del riesgo de epidemia de ébola en 2014 o en el caso de la contaminación del río Sonora. También hay incidencia en la política pública como en la regulación de monocultivos, la nueva ley de toxicidad y en políticas antirracistas”.

En cuanto al desarrollo del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, recalcó que debe ser de conocimiento de investigadores en general, se conforma por el Conacyt, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, el Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación, presidido por el presidente de la república, y la Conferencia Nacional de Ciencia, presidida por el Conacyt, y donde participan los consejos estatales y que es donde se deciden los fondos, “ya que una comunidad científica bien informada sobre el funcionamiento de las estructuras que incentivan el desarrollo tecnocientífico del país, es clave para las visiones del mañana donde la participación activa será fundamental”. 

Finalmente, compartió desde su experiencia que existen necesidades que no deben pasar desapercibidas por parte de la comunidad académica, entre ellas la importancia de tener equipos diversos de investigación, en donde esa diversidad es la clave del éxito. Mencionó que la continua promoción de la transparencia en ámbitos como las evaluaciones por pares tiene que continuar, en la medida que la evaluación de la ciencia con altos estándares ayuda a garantizar el aprovechamiento del enorme talento científico que existe en México.

“Hay que apoyar también a los jóvenes porque ellos son el futuro, y hay que impulsar la ciencia fundamental y fortalecer la innovación. Fortalecer la colaboración nacional e internacional en igualdad de condiciones. Crear megaproyectos asegurando el largo aliento; mejorar las líneas de comunicación entre la comunidad académica y los centros. Y darnos cuenta que sin ciencia no hay bienestar social ni desarrollo sustentable. Todas y todos tenemos que defender el desarrollo de la ciencia en México”, aseveró Julia Tagüeña Parga.

 

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