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UNAM en Sisal: Historia de una travesía

Por Marytere Narváez

Mérida, Yucatán. 9 de septiembre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- En el año 2004 la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fundó la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación (UMDI) de la Facultad de Ciencias, la primera de una serie de sedes descentralizadas que se establecerían en el puerto de Sisal del estado de Yucatán.

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En el transcurso de los últimos años se sumaron al proyecto la Unidad de Química de la Facultad de Química y el Laboratorio de Ingeniería en Procesos Costeros del Instituto de Ingeniería, agrupándose en lo que se llamó Unidad Académica Sisal (UAS) y que actualmente se posiciona como uno de los polos científicos más importantes de la península al transformarse en la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la UNAM en Yucatán. 

De acuerdo con el coordinador de la Unidad Académica, Xavier Chiappa Carrara, quien pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel II, el nombre de la Comisaría Municipal de Sisal ha empezado a colocarse en el mapa académico del mundo. Hasta antes de la llegada de la UNAM, las actividades económicas predominantes habían sido pesca, buceo, cacería, agricultura y, en menor medida, los servicios turísticos.

Historia de una travesía

Las iniciativas transformadoras y las políticas universitarias juegan un papel importante en la toma de decisiones para el desarrollo científico. "El proyecto de la UNAM en Sisal comienza con un grupo de trabajo de la Facultad de Ciencias que estaba llevando sus actividades académicas en unas instalaciones provisionales en Campeche, que provenían a su vez de unas instalaciones en la laguna de Tamiahua”, comenta en entrevista el doctor Chiappa.

Un integrante de este grupo es el doctor Carlos Rosas Vázquez, quien narra que la historia de la fundación de la UAS se remonta al año 1979, cuando él era apenas un estudiante del tercer semestre de la licenciatura en Biología y estaba incorporado como ayudante en el Acuario de la Facultad de Ciencias de la UNAM durante el tiempo en que se abrió el primer laboratorio de ecofisiología animal, dirigido al estudio de los animales acuáticos. En los años siguientes trabajó en distintos proyectos con camarones marinos y peces de agua dulce, entre los cuales se encontraba la tilapia roja Sarotherodon mossambicus, con la cual realizó su tesis en 1980.

“Una vez concluida la licenciatura en el año de 1983 y casi sin perder tiempo, me inscribí a los estudios de maestría en donde tuve el privilegio de tomar algunos cursos con el doctor Samuel Gómez Aguirre, uno de los impulsores más importantes de la biología marina de nuestro país, con quien algunos de los compañeros del posgrado redescubrimos las lagunas costeras del golfo de México”, expresa. 

En 1984 Carlos Rosas, junto con su colega Adolfo Sánchez y varios estudiantes, fundaron con sus propios recursos lo que denominaron el “Centro de Estudios Estuarinos del Golfo: Base Tamiahua” en la costa de Veracruz.

Con el apoyo de la UNAM y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), 12 profesores y estudiantes del grupo asistieron al II Congreso Internacional de Ciencias del Mar en La Habana, Cuba, para presentar ocho trabajos en los que se reportaron los resultados obtenidos en las instalaciones de Tamiahua. A raíz de esto, se desarrolló una colaboración con el Centro de Investigaciones Marinas (CIM) de la Universidad de La Habana para la enseñanza de los métodos de producción de crías de camarón blanco del golfo de México.

“Viendo todas las limitantes que teníamos, con un gran espíritu solidario nos enseñaron a producir las primeras cinco mil postlarvas de camarón, hecho que pudiera parecer no muy importante en estos días pero que en aquella época nos significó arriesgar la vida en el mar con el único propósito de llevar agua de mar a nuestras instalaciones”, comenta el doctor Rosas Vázquez.

Campeche

sisal campecheCon el apoyo de la doctora Margarita Lizárraga, entonces directora del Instituto Nacional de Pesca (Inapesca), se instauraron en el Centro Regional de Investigaciones Pesqueras de Lerma, Campeche. “Con una camioneta sacada del almacén de bajas de la Facultad de Ciencias, un camión del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (Icmyl) lleno de tanques y demás trebejos, nos lanzamos a la aventura campechana en donde permanecimos cinco tranquilos y felices años hasta que las instalaciones fueron destruidas por el huracán Roxana en otoño del año 1985", narra el investigador.

Después de dos años de trabajo en el que estudiantes y profesores trabajaron en la instalación de todo el sistema hidráulico y parte del eléctrico, el laboratorio de biología marina experimental fue inaugurado en marzo de 1987 en la antigua estación de “Playa Norte” perteneciente al Icmyl en Ciudad del Carmen, Campeche.

Yucatán

Las difíciles condiciones sociales y económicas de la ciudad orientaron al grupo de investigación a moverse a un sitio más propicio para la vida académica. El doctor Luis Fernando Magaña Solís, investigador yucateco en Física, entró como director de la Facultad de Ciencias y propuso al equipo instalarse en el centro regional investigacion sisal 1997estado de Yucatán. Con la orientación del personal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), los investigadores recorrieron toda la costa peninsular para buscar las condiciones más óptimas de desarrollo, hasta llegar al puerto de Sisal.

“En Sisal había una granja de cultivo de camarón de Industrias Pecis, en donde curiosamente estaban trabajando como gerentes varios compañeros míos de generación de la Facultad de Ciencias, quienes nos comentaron que la calidad del agua de mar allí era privilegiada y resultó ser un lugar idóneo para la actividad científica a nivel mundial por las posibilidades de infraestructura, las condiciones de trabajo y las especies vegetales y animales de la región”, comenta Magaña Solís. 

Con el apoyo de la doctora Julia Carabias, entonces secretaria de la Semarnat, y del delegado de la Semarnat en el estado, se hicieron los trámites necesarios para obtener un terreno de cinco hectáreas en la población de Sisal y por primera vez se realizó un convenio entre la UNAM y el gobierno del estado de Yucatán para hacer una inversión conjunta en la construcción de las primeras instalaciones en el puerto, en el que convergen las aguas subsuperficiales de la corriente de Yucatán y las originadas frente a las costas, lo que genera un ambiente con características particulares y distintivas tanto de la columna de agua como del sustrato que, a su vez, determinan los parámetros ecológicos y pesqueros gracias a los cuales ha sido posible identificar tanto regiones prioritarias de conservación como la zonación de las dos áreas naturales protegidas que se ubican en los límites del terreno que ocupa la UNAM en Sisal, según se afirma en el artículo "La investigación a la orilla del mar, la UNAM llega a Sisal" publicado en la revista Ciencias.

Comunidad de Sisal

El planteamiento inicial consideraba que los proyectos podrían ser detonadores de la actividad económica en beneficio de la región, ya que estaban dirigidos a la acuacultura y a la generación de paquetes tecnológicos que fueran asumidos por la comunidad. “Sin embargo, se necesita mucho trabajo con los entes políticos que operan en la comunidad para que puedan convencerse de que se trata de un impulso honesto al desarrollo”, comenta el doctor Rosas Vázquez.

Los empresarios de la región aún no han manifestado interés en los paquetes tecnológicos, ya que la inversión implica riesgos y lo que se practica actualmente no es el cultivo sino la explotación de los recursos. Mientras tanto, algunas mujeres de la comunidad y pescadores han sumado sus conocimientos y trabajo al desarrollo de diversos proyectos de la universidad.

“La integración del conocimiento empírico de los pescadores es tan importante como el conocimiento científico. La forma de obtenerlo y transmitirlo es diferente, pero no por eso es menor. Los pescadores han sido fundamentales para entender la dinámica de vida de especies que han sido sobreexplotadas comercialmente, así como guías en expediciones en la zona costera”, comenta el doctor Chiappa Carrara.

Aportes del campo científico

Entre los proyectos que desarrolla cada facultad se encuentran algunos como los del Laboratorio de Ingeniería en Procesos Costeros, que a lo largo del litoral de Sisal han instalado cámaras de video de alta resolución que permiten monitorear los cambios en la línea de costa y validar los modelos sobre el transporte de sedimentos.

La Facultad de Química realiza el monitoreo de sustancias en cuerpos de agua para poder conocer las fuentes y las trayectorias de contaminantes, que potencialmente tienen la capacidad de ser perjudiciales para la salud humana y la de los ecosistemas.

Algunos grupos de investigación trabajan en metodologías para evaluar el riesgo en término de agentes infecciosos como el dengue, mientras que otros se esfuerzan por conocer las causas genéticas, epigenéticas y ambientales de la diabetes, una de las enfermedades que se muestra con mayor prevalencia en la población del sureste mexicano que en el resto del mundo, con el fin de prevenir, controlar y generar información desde los primeros años de la formación educativa.

laboratorio biologia marina sisalEn términos de la biotecnología de cultivo se han hecho investigaciones para tratar especies de gran interés comercial como el pulpo, el camarón y los peces marinos. En términos de la catalogación de la biodiversidad se han desarrollado proyectos de investigación en comunidades de peces, aves y vegetación de ecosistemas del litoral de la costa yucateca, con el apoyo del Fondo Mixto del Conacyt y el estado de Yucatán.

Hay un conjunto importante de conocimiento científico que se va generando a través de publicaciones en libros, revistas de circulación mundial y la participación de los investigadores en comités locales, nacionales e internacionales que expande el interés sobre lo que ocurre ahora en Sisal, comenta el doctor Chiappa Carrara.

“Siempre pensamos que esto iba a crecer mucho, no solamente porque la UNAM se descentraliza sino porque en Yucatán hay tierra fértil para la vida académica, es un punto estratégico de la península en todos los sentidos, político, de salud, de educación, investigación y cultura”, apunta el doctor Rosas Vázquez.

 

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