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Estrategias para impulsar el desarrollo científico en México

Por Nistela Villaseñor

México, DF. 5 de febrero de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- México podría impulsar el desarrollo científico y tecnológico de manera significativa, si la ciencia y la tecnología fueran tan “sexis” o atractivas como los deportes. En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, María Brenda Valderrama Blanco y Víctor del Río Bello describieron algunas propuestas que México podría implementar como estrategias para dejar atrás el rezago científico y tecnológico y aumentar uno por ciento o más del producto interno bruto (PIB) que el gobierno federal pretende alcanzar en los próximos años.

banner impulso desarrollo cientifico mexico01Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, Puebla.

México destina actualmente 0.57 por ciento del PIB a ciencia y tecnología, mientras que países desarrollados asignan entre 1.5 y 3.8 por ciento de su PIB al Gasto en Investigación Científica y Desarrollo Experimental (GIDE).

Reconocer investigadores en una cultura compatible con la ciencia y la tecnología

Víctor del Río Bello.Según Víctor del Río Bello, presidente del capítulo Australia de la Red Global MX (RGMX), una de las estrategias que México debe poner en marcha para enfrentar el rezago científico y tecnológico es promover con mayor relevancia, entre la sociedad, las acciones que hacen los investigadores.

“Si un futbolista llega a un aeropuerto, se llena el lugar y lo reciben como a una estrella, qué bueno que lo hacen así, pero de la misma manera deberían recibir a un científico que ganó un galardón nacional o internacional porque está contribuyendo al bienestar de la comunidad”, afirma Del Río Bello.

En Colombia empiezan a respetar más a una persona que trabaja como científico o como tecnólogo, porque ayuda a que se eleven los niveles de calidad de la población, señala Del Río Bello, quien es doctor en gerencia estratégica con especialidad en crisis de alto impacto, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

María Brenda Valderrama Blanco, quien es titular de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología del gobierno del estado de Morelos y doctora en investigación biomédica básica por la UNAM, considera que el problema subyace en la confusión que existe en la sociedad entre ciencia y tecnología. “Ciencia es un método para la generación de conocimiento, y tecnología es la aplicación de ese conocimiento para la solución de problemas concretos, van de la mano pero no son lo mismo”.

Inversión de capital privado

Asimismo, Valderrama Blanco  puntualiza que la inversión del capital privado en investigación aplicada, así como el desarrollo empresarial en negocios con base científica o tecnológica, evitaría dos situaciones desafortunadas en el país: la fuga de talentos que, pese a que es una dinámica migratoria natural, hoy en día presenta un desequilibrio; y que los egresados no se dediquen a actividades en las que se especializaron.

Brenda Valderrama Blanco.“Tenemos ingenieros que no están haciendo ingeniería, físicos que no están haciendo física, biólogos que no están haciendo biología. Como entidades públicas, tenemos la obligación de armonizar los sectores para aprovechar estos recursos humanos que se formaron con recursos públicos, para que nos ayuden primero a consolidar una sociedad del conocimiento y luego una comunidad del conocimiento, que es el camino que México debe estar tomando en los próximos 50 años”, expresa Valderrama Blanco.

Según la investigadora, asociada del Departamento de Medicina Molecular y Bioprocesos del Instituto de Biotecnología de la UNAM y miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), aunque las instituciones públicas y los gobiernos tienen un límite de inversión en ciencia y tecnología, lo están haciendo bien; lo que hace falta es detonar la inversión privada, que sería la que abriría nuevas fuentes de empleo.

El capital privado en México no se ha comprometido con el proyecto de ciencia y tecnología, asegura la doctora; en países como Corea o Estados Unidos, por cada nueve pesos que invierten las industrias, el gobierno asigna uno, e incluso las empresas que más capital destinan a investigación y desarrollo tienen sus propios centros de investigación.

“El esquema de investigación científica y tecnológica privada no solo es deseable, es altamente redituable, y aunque hemos hecho avances, todavía nos falta mucho para que la inversión privada realmente nos ayude a lograr ese uno por ciento del PIB tan necesario para nuestro desarrollo”, advierte.

Colaboración internacional

De acuerdo con Víctor del Río Bello, México tiene que ser más "agresivo" y "propositivo" si pretende salir del rezago en ciencia y tecnología. Entre otra de las estrategias que sugiere está la colaboración internacional para fomentar que investigadores mexicanos incursionen en áreas que no están fortalecidas en el país.

“Luis Flores, por ejemplo, fue una de las personas que estuvo en la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN), en Ginebra, cuando se descubrió lo del bosón de Higgs, la partícula de Dios; él, como muchos otros investigadores mexicanos, lo están haciendo porque están trabajando en áreas que no se podrían trabajar en México, porque todavía no tenemos las instalaciones, los centros”, señala.

Para el doctor, pese al talento humano que colabora en México, “están trabajando con el martillo y el cincel; por más talentoso que puedas ser, necesitas instrumentos que te permitan hacer investigaciones mucho más eficientes y precisas, y ese tipo de investigación no se está dando en México en estos momentos”.

Dejar de ser tan nacionalistas y evitar resistirse a la globalización son los caminos hacia una colaboración internacional fructífera, expresa Del Río Bello. El tema no es dónde se prepara y está la gente en su etapa laboral, sino cómo está contribuyendo con su país, cómo hacer colaboraciones científicas y tecnológicas con otras naciones y cómo aprovechar la presencia de connacionales en estas para que alimenten y se retroalimenten en ciertas áreas.

“Si tenemos la capacidad, entonces que se haga en México, y si en ciertas disciplinas somos los mejores del mundo, no solamente que sean los mexicanos estudiando en México, que vengan de todas partes a estudiar maestrías y doctorados, pero para esto hay que decirle al mundo en qué somos buenos, porque no sabe que en algunas especialidades, en muchas áreas, podemos ofrecerles mucho más de lo que ellos se imaginan”, enfatiza Del Río Bello.

Por esa razón, hay que vincular universidades con el sector empresarial, con el fin de que participen como socios en investigaciones aplicadas en áreas estratégicas para México; asimismo, atraer a la gente con las bellezas naturales del país, subraya el doctor.

Otros países quieren hacer proyectos con México, señala Del Río Bello, hay grandes posibilidades de tener intercambio no solamente con Australia o Nueva Zelanda, sino con muchos otros países, específicamente con mexicanos que viven allá.

Niños y niñas: respuesta fundamental 

Según la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México 2013, que hicieron el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt ) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la población mexicana tiene una buena apreciación hacia la ciencia, pero no hacia los científicos, indica Brenda Valderrama Blanco.

“Cuando te acercas a los jóvenes y te presentas como científico y convives con ellos, cambia significativamente su apreciación. Es muy importante que los más de 20 mil científicos que hay en México salgamos a la calle, con la sociedad, nos presentemos y hablemos con ellos, porque solo así mejoraría la apreciación”, asegura.

Según la doctora, mientras más se trabaje con gente joven, incluso con niños, existen más oportunidades de que se aprecie ciencia y tecnología como parte de la cultura mexicana, como una opción viable de desarrollo personal y profesional, y las integren en su estilo de vida, porque los grandes capitales del mundo ya no pertenecen a los dueños de trenes o carbón, sino a los dueños de la tecnología. La economía y estilo de vida están cada vez más marcados por ciencia y tecnología.

ninos ciencia01 estrategias mexico“Necesitamos generar gusto y afecto a los jóvenes por los temas y dejarlos que detonen su desarrollo, hay muchos mecanismos y plataformas, no podemos esperar a educarlos como nos educaron a nosotros, tenemos que hacerlo de otra forma: ser abiertos en dejarlos que absorban lo que tengan que absorber y desarrollen lo que tengan que desarrollar; si lo hacemos, la inversión realmente es muy pequeña comparada con otras inversiones, estamos generando la parte más importante de la infraestructura humana que requiere este país”, dice Valderrama Blanco.

Los niños tienen una gran ventaja sobre los adultos: poseen una gran imaginación, destaca Del Río Bello. Si se aprovecha ese capital creativo y se liga, mediante tecnología existente, con investigadores en otros países, permitirá que los niños vean que ciencia y tecnología no pertenecen a un mundo ajeno, extraño o diferente, que son actividades que se hacen todos los días y generan conocimiento con beneficio a familias, comunidades y países.

“Yo propongo, por ejemplo, que escuelas primarias tengan un mentor de la Red de Talentos Mexicanos, donde hay cuatro mil mexicanos en 30 capítulos en todo el mundo, y que, a través de Skype o videoconferencia, esos mexicanos en el extranjero platiquen con los niños. Tenemos que crear esos vínculos y que vean que cada vez que encienden la luz, toman agua o cocinan, todo es el resultado de estudios de ciencia aplicados y de ciencia pura”.

Valderrama Blanco explica que depende de los maestros promover ciencia y tecnología, y de los padres de familia no frenar esta promoción. Es una labor conjunta de los investigadores mediante diferentes instancias estatales, la Secretaría de Educación Pública (SEP) y los padres de familia.

“Hemos generado sistemas paraescolares de acercamiento para jóvenes con esquemas masivos, atractivos, ferias en plazas públicas, para que vayan miles de personas, y les damos conocimiento básico atractivo, divertido, para que se lleven algo. Posteriormente lanzamos campañas dirigidas a chicos que sacaron buena calificación y que tiene identificados la SEP, los invitamos a entrar en cursos de capacitación para olimpiadas de matemáticas, por ejemplo”.

En el ámbito de género, Valderrama Blanco indica que las niñas sienten vocación hacia temas científicos y tecnológicos a una edad temprana, tanto como los niños; sin embargo, este gusto va cambiando al llegar a la adolescencia. Conacyt tiene datos de cómo la equidad de género que se ve a nivel licenciatura se va sesgando en maestría y doctorado, pero el sesgo fundamental viene en la vida laboral: la proporción de mujeres en diferentes profesiones va decreciendo conforme va aumentando la especialización y sobre todo en el avance hacia una vida laboral.

De acuerdo con la doctora, hay un techo de cristal sin atender: aspectos fundamentales para que una mujer talentosa y decidida pueda continuar en una carrera científica. Para la especialista, en el SNI se puede ver claramente cómo el número de mujeres a nivel candidato, uno, dos y tres se va reduciendo, y todavía más a nivel emérito, “eso nos está diciendo algo y tendríamos que generar mecanismos para evitar que suceda”.

Personas de la tercera edad

La doctora Valderrama Blanco comparte que le han cuestionado por qué nunca se habla de los jubilados, que también tienen enormes talentos y para quienes no existen programas para incorporarlos a ciencia y tecnología. “Tenemos ingenieros, tecnólogos con enorme experiencia. Es una asignatura pendiente, tanto necesitamos formar jóvenes como no deberíamos desperdiciar las capacidades que ya formamos”.

Reunir estos grupos poblacionales podría quizá ser una solución interesante, precisa Valderrama Blanco. “Los jubilados, que tienen la experiencia de muchos años y una formación sólida, y los jóvenes, que quieren empezar una carrera en áreas científicas y tecnológicas.

Para Valderrama Blanco es importante cerrar esa brecha generacional y mantener lo que es fundamental para el desarrollo científico: la memoria colectiva, pues ningún científico inventa nada de cero, todos aprovechan lo que han hecho y publicado otros y hacen mejoras más o menos impactantes. “Si logramos generar una memoria colectiva de lo que es el conocimiento científico, nuestras celebridades serán entonces nuestros grandes campeones en el área científica y tecnológica”.

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