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Ricardo Noguera, entre la filosofía y la biología


Por Aketzalli González 

Ciudad de México. 22 de mayo de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Identificamos a los biólogos desde una mirada pragmática, ya sea encerrados en un laboratorio o colectando y observando organismos en los desiertos y selvas. Sin embargo, los primeros naturalistas fueron filósofos, geógrafos, historiadores; analistas de las ciencias que conjuntaron todos los saberes para entender el origen de la vida sobre la Tierra.

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En la actualidad, algunos biólogos se aventuran a explorar el universo de los documentos históricos y filosóficos, develando las bases de la construcción de las ciencias biológicas.

“Estos temas son relevantes porque nos muestran desde otra perspectiva la naturaleza de la ciencia. La construcción del conocimiento científico y su validación, además de su relación con otros espacios culturales como la economía, la historia y la política. Uno puede ver esas conexiones culturales y entender el fenómeno de la ciencia y la práctica científica en contextos mucho más amplios”, comentó el doctor en ciencias Ricardo Noguera Solano, investigador del Laboratorio de Historia y Filosofía de la Biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Ricardo Noguera es un apasionado por la filosofía y la historia de la biología. Con carácter afable y conversación amena, relató para la Agencia Informativa Conacyt, pasajes de su vida y parte de su quehacer como investigador.

Sus principales líneas de investigación se centran en las ideas de la evolución y herencia en los siglos XIX y XX. Actualmente coordina el proyecto de investigación Bioética pragmática desde la biología evolutiva, que tiene por objetivo analizar y reflexionar sobre las raíces evolutivas de la capacidad moral.

Una infancia de lectura

Ricardo Noguera nació en 1966 en Cuernavaca, Morelos. Su infancia la vivió frente al océano Pacífico, en la costa oaxaqueña junto a su abuela y hermanos.

“No nací en Oaxaca, pero llevo una raíz oaxaqueña que es parte profunda de mi ser. Toda mi infancia la viví en Tututepec, lo que aprendí de niño está anclado en esa región costeña”, recordó emocionado.

ninioLectura-1805.jpgEntre las enseñanzas y creencias tradicionales de su abuela mixteca, el doctor Ricardo Noguera forjó su carácter y pensamiento compuesto con lecturas de la infancia. 

Los libros gratuitos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de las décadas de los sesenta y setenta fueron su primer referente en la literatura. Algunos de los textos que aún recuerda con añoranza fueron “Macondo”, un fragmento de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, y el cuento El gigante egoísta de Oscar Wilde. Las imágenes de los relatos provocaban gran curiosidad en el niño, quien recreaba las historias en su mente.

Después de vivir su infancia en Oaxaca, a los trece años emigró a la Ciudad de México. En el periodo de 1979 y 1985, inició sus estudios en una escuela religiosa en el Estado de México.

“Allí había una pequeña biblioteca que me atrapó entre sus colecciones. En mis años anteriores ya tenía la pasión por leer, cuando llegué a este lugar tapizado de libros, se convirtió en un espacio al que no podía renunciar. Esa fue, en primer lugar, la razón por la que me quedé a estudiar la secundaria y preparatoria en ese lugar”.

En el seminario surgió un gusto por la filosofía y disfrutaba los libros de humanidades, ciencias sociales y ciencias exactas. Las lecturas completaron su filosofía y formaron un cuadro de la vida, la naturaleza y de la historia que confrontaba con los marcos referenciales de los educadores del seminario.

Muy pronto y de manera paradójica, su pensamiento tuvo un giro radical hacia una filosofía materialista, en la que autores como Karl Marx, Friedrich Engels, Friedrich Nietzsche, fueron su principal referente.

En la preparatoria, el experto recuerda una clase de filosofía, en la cual le dejaron leer un libro de Engels, una lectura que lo acercó a una de las ideas que sería dominantes en su vida académica, comentó.

“El profesor nos dejó leer el libro El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, con una narrativa evolucionista. Para mí, con el afán de fortalecer mi pensamiento materialista, fue muy sencillo comprender parte del argumento”.

De igual forma, gozaba las clases de biología. El profesor de la materia le repetía constantemente que debería estudiar biología.

“Cuando convergió mi conocimiento por la biología, la filosofía y la lectura de Engels, resurgió en mí un interés profundo por saber cómo se había originado el ser humano en términos naturales y materialistas. En ese momento era el último año de preparatoria y tenía que decidir mi carrera universitaria”, indicó Ricardo Noguera.

El dilema fue estudiar filosofía o biología, al principio tenía una fuerte inclinación por la filosofía, pero después de reflexionar, concluyó que tenía conocimientos básicos de filosofía e historia y profundas dudas sobre la biología evolutiva.

“A mis diecisiete años me di cuenta que me convendría dedicarme a estudiar biología, aprender más sobre el fenómeno de la vida, el origen de la vida, las células, la naturaleza orgánica y la evolución. Mi interés filosófico por el origen de la vida y la evolución también requería respuestas concretas y, desde luego, de evidencias”, añadió.

Humanidades y ciencias

En la licenciatura, el experto tuvo un interés natural por las disciplinas de corte humanista; sin embargo, el viejo plan de estudios de 1966 no contemplaba dicha temática entre sus asignaturas obligatorias, pero el doctor logró cursar optativas que cautivaron su interés.

Cuiro_nino_1805.jpg“El viejo plan de estudios no tenía obligatoria la materia de Evolución, pero había diversas materias optativas de filosofía de la ciencia e historia de la ciencia. También me llamaron la atención las materias con prácticas de campo porque me regresaba a mi infancia, a la naturaleza, el mar, la selva y la playa”.

Al final de su formación, ninguna materia de biología de campo o experimental logró aprehenderlo como lo había hecho el estudio filosófico e histórico de la biología. Al mismo tiempo, a principios de los noventa, empezó a trabajar como bibliotecario de la UNAM, lugar que le permitió hacer una revisión de los trabajos y tesis del área de filosofía de la ciencia y de la biología, indicó.

Con la información obtenida, Ricardo Noguera decidió entrevistarse con la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez. El proyecto planteado iba a ser en conjunto con su amiga de licenciatura, Lucía Ramírez, quien en ese momento se encontraba en la Universidad de Stanford.

En el proyecto, se reconstruía la historia del proyecto del genoma humano. La doctora Rosaura Ruiz quedó fascinada con el tema, indicó el doctor Ricardo Noguera.

A partir de ese momento, la doctora Ruiz se convirtió en una de sus principales mentoras con quien continúa trabajando como colegas.

El doctor Noguera ingresó inmediatamente al posgrado de ciencias biológicas, adquiriendo una visión clara de su trayectoria académica en la historia de la biología. La maestría fue un proceso de formación, investigación, adquisición de habilidades de búsqueda y del ejercicio intelectual de sintetizar ideas.

“Eso lo concreté con un proyecto más pequeño y poco ambicioso que era la historia del concepto de genoma. Mi objetivo era reconstruir una historia más profunda del origen y transformaciones del concepto”.

Los dos antecedentes del proyecto del genoma humano y el concepto del genoma, ligados a las discusiones de la herencia, fortalecieron su interés en el tema de la herencia biológica.

En el doctorado, junto a la doctora Rosaura Ruiz y tutores como el doctor Carlos López Beltrán, cristalizó el proyecto de analizar las ideas de la herencia en Darwin y la influencia del médico francés Prosper Lucas en sus ideas. 

El resultado fue su tesis doctoral, cuatro artículos en revistas arbitradas y una estancia de investigación en la Universidad de Leeds en Inglaterra, donde pudo discutir con el profesor Jonathan Hodge, uno de los autores más prestigiados de la historia de la biología.

Estancias en Inglaterra

A partir del segundo año del doctorado, Ricardo Noguera viajó a la Universidad de Leeds a realizar una estancia de investigación con el profesor Jonathan Hodge.

Biólogo por la Facultad de Ciencias de la UNAM, maestro en ciencias y doctor en ciencias por la misma institución. Profesor titular A de tiempo completo en la Facultad de Ciencias. 

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www.ricardonoguera.wordpress.com

 

 

 

 

 

 



“En 2002, trabajé en el Departamento de Filosofía de la universidad y pude establecer contacto con otros investigadores, en particular con Gregory Radick”.

Años después, el doctor Noguera realizó una estancia posdoctoral en el mismo Departamento de Filosofía de la Universidad de Leeds. Entre seminarios y discusiones filosóficas con el doctor Radick y Hodge, el investigador mexicano logró publicar dos artículos sobre la influencia de Prosper Lucas en Darwin en el Journal of the History of Biology y otro sobre el uso de la metáfora del arquitecto en las explicaciones de Darwin en la revista Zygon: Journal of Religion and Science.

“Fue una etapa muy relajante porque no hacía otra cosa más que leer, escribir y participar en los seminarios. Un año dedicado a eso es maravilloso. Visto de manera retrospectiva, tanto de mi vida personal como académica, realmente he disfrutado todas las etapas que he vivido y puedo decir que las he aprovechado al máximo”, reveló el experto.

Su estancia en Inglaterra fue apoyada por el Programa de Fortalecimiento Institucional Provincial y de Gestión Financiera (Profip) de la UNAM, que promovía la incorporación de profesores de carrera a las facultades y escuelas de la misma universidad.

“En cada programa y beca debemos cumplir y parte del cumplimiento era publicar. Pude pedir la beca para los dos años, pero yo tenía una serie de capítulos de libros, una estancia en la Coordinación de Humanidades con el doctor León Olivé en un proyecto sobre sociedad del conocimiento y diversidad cultural”.

Con su producción académica en 2009, el doctor Noguera fue aceptado en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Asimismo, confiado por sus publicaciones de artículos, capítulos de libros y la experiencia dando clases, postuló su candidatura para su incorporación a la Facultad de Ciencias y fue aceptado en 2009 como profesor asociado C.

En la actualidad, tiene ocho artículos indexados y más de veinte capítulos publicados en libros, algunos en coautoría con quienes han sido sus tutores y colegas como Rosaura Ruiz Gutiérrez, León Olivé Morett y Arturo Argueta Villamar.

Entre el quehacer académico empata su labor de investigación en los temas que le apasionaron desde la juventud. Ha publicado artículos acerca de la herencia y la evolución en autores clásicos como Darwin, Lamarck y Wallace, nociones de herencia de finales del siglo XIX y principios del XX.

También trabaja aspectos relacionados con la herencia y variación en las discusiones evolutivas. Además de incursionar en la historia de la biología en México, ha dirigido tesis a alumnos de licenciatura, maestría y doctorado.

Actualmente el doctor Noguera lleva tres años trabajando temas relacionados con el origen evolutivo de la capacidad moral en el ser humano, integrando en esas discusiones las nociones de herencia, variación y evolución tanto biológica como cultural.

“El tema en específico es un proyecto llamado Bioética pragmática desde la biología evolutiva y tiene el objetivo de discutir todo lo relacionado con las raíces biológicas de la capacidad moral del ser humano”, explicó.

Para el doctor Noguera, el estudio de la historia y la filosofía en las ciencias va ligado al fenómeno de la ciencia y su práctica. La narrativa de la historia de la ciencia está constituida por problemáticas epistémicas, culturales, políticas y materiales. Hilvanar esas problemáticas enriquece las respuestas sobre la dinámica de la ciencia, la construcción del conocimiento científico, el papel de la ciencia dentro de los diferentes contextos histórico-sociales, entre otros elementos relevantes sobre la naturaleza de la ciencia. 

 

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