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Raúl Rojas González y su pasión por la ciencia

raulSemblanzaPor Verenise Sánchez

México, DF. 5 de febrero de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Las claves para ser exitoso pueden ser muchas: pasión, entrega, perseverancia y trabajo, entre otras; sin embargo, al científico mexicano Raúl Rojas González, quien ha triunfado en Europa por sus trabajos en inteligencia artificial, señaló que su éxito se debe a su pasión por los retos.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el mexicano señaló que todo lo que representa un desafío, él lo trabaja hasta lograr su objetivo. De esta manera desarrolló un automóvil inteligente y la reconstrucción tridimensional de la primera computadora en el mundo, trabajo por el cual el año pasado recibió en Londres el Premio Tony Sale de la Sociedad para la Conservación de la Computadora.

Pero, ¿cómo obtuvo ese amor por los retos y lo vinculó con su vocación científica? El destacado científico mexicano, quien en 2014 también fue nombrado por la Asociación de Universidades Alemanas (DHV, por sus siglas en alemán) como el mejor académico del 2014 de ese país, nos cuenta su historia.

Amor por los desafíos

“Desde muy pequeño me gustaron las ciencias naturales, las matemáticas, la física y la química, gusto que compartía con mi hermano mayor, quien por su edad tenía siempre libros más avanzados que los míos pero me gustaba leerlos, aunque a veces no entendía todo lo que explicaban pero despertaban en mí la curiosidad por saber más y más”, expresó.

Indicó que desde los primeros años de escuela sabía que quería estudiar matemáticas: “Desde la primaria me fascinó entender el mundo a través del lenguaje numérico, además nunca me costaron trabajo las matemáticas, y si me costaba trabajo entender algo, disfrutaba enfrentarme a ese reto”.

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Rojas González destacó que algo de la ciencia que lo ha cautivado es precisamente ese desafío que representa el tratar de conocerla, pues es infinita; y también entenderla, para pensar diferente e innovar.

“Lo que siempre me ha gustado de la ciencia es que se parte de pocos principios, que bien aplicados pueden llevar a la solución de problemas. En las matemáticas, por ejemplo, se plantean axiomas y de ahí se desprende todo lo demás”, dijo.

Asimismo, señaló que el “mundo científico” lo “atrapó” porque en este no hay nada establecido, todas las teorías pueden cambiar si se demuestran lo contrario.

“Para los curiosos e interesados quedan suficientes incógnitas que pueden tratar de dilucidar por sí mismos, solamente hay que saber deducir nuevas verdades de verdades conocidas”, subrayó.

El maravilloso lenguaje de los números

Por ese reto que implicaba estudiar y entender el lenguaje numérico, Raúl Rojas González decidió estudiar matemáticas en la Escuela Superior de Física y Matemáticas (ESFM) del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Siempre se ha interesado también por la física, ya que considera que es la combinación perfecta para plantear nuevos desarrollos tecnológicos para resolver problemas de la vida cotidiana.

“La combinación física y matemáticas es en cierto sentido ideal, porque muchos métodos matemáticos se aplican en la física. Newton descubrió el cálculo diferencial e integral tratando de resolver problemas de dinámica. Asimismo, la teoría general de la relatividad, para su comprensión, requiere un aparato matemático que proporcionó a buen tiempo la geometría diferencial”, comentó.

De esta manera, decidió combinar su conocimiento matemático y físico para crear el automóvil inteligente que ya no requiere de un chofer para circular por las calles.

El cerebro que hay detrás de la inteligencia artificial

Rojas González empezó a trabajar en problemas de inteligencia artificial hace más de 30 años, en Berlín, cuando realizaba su doctorado.

“Después del doctorado, con un grupo de compañeros de la universidad, comencé a construir robots móviles para participar en competencias de futbol robótico. La idea era darle un ‘cuerpo’ a la computadora para que, en interacción con el entorno, pudiera aprender cosas nuevas”, recordó.

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Así surgió la idea de plantear la creación de vehículos inteligentes: “Comenzamos en 2006, cuando la agencia DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) lanzó una convocatoria para un concurso de autos robóticos en California. Pudimos llegar a la semifinal, con una inversión mínima, y después regresamos a Berlín para seguir desarrollando nuestros vehículos inteligentes”.

El científico mexicano subrayó que crear este automóvil inteligente o autónomo ha sido todo un reto, principalmente al probarlo en avenidas con caos vial porque se requiere de sensores para medir el entorno; además, es necesario codificar las reglas de tránsito y agregarle a la computadora el “sentido común” que todos los automovilistas tienen (o deberían tener).

“Ese sentido común, junto con las predicciones del comportamiento del resto de los choferes y también de los peatones, debe ser añadido a la computadora que conduce el vehículo”, lo cual no es tarea sencilla, manifestó.

Por tal razón, los primeros vehículos autónomos, que se espera salgan a la venta en 2020, se utilizarán primero en carreteras, donde todo el entorno está más regulado. Y después de algunas décadas, cuando ya se haya perfeccionado la tecnología, se podrían diseñar automóviles más inteligentes, capaces de circular en ciudades con mucho tránsito, indicó Rojas González.

Agregó que “si todos los autos fueran conducidos por robots, si no se tuviera que negociar implícitamente con otros choferes (como cuando se cede el paso), sería más fácil que cuando tenemos una combinación humanos-robots”.

Perfeccionar la tecnología ya existente para desarrollar vehículos tan inteligentes como el ser humano representa un gran reto, desafío que mantiene ocupado en un laboratorio o en una biblioteca a este científico mexicano, casi los 365 días del año.

Enseñar para aprender

Raúl Rojas González señaló que además de su pasión por el lenguaje matemático, las leyes de la física y la innovación, otro aspecto que lo motiva a levantarse y ser mejor científico cada día es dar clases. Ya que, dijo, “la investigación y la docencia van muy de la mano y se enriquecen mutuamente”.

“No sé si soy un científico exitoso, pero Einstein decía que para ser un buen científico se necesita curiosidad, pasión y trabajo. La curiosidad es lo que los profesores nos deben despertar en la escuela. La pasión es lo que nos surge al querer resolver un problema. Y el trabajo es la pasión materializada en una estrategia de ataque”, expresó.

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Señaló que estas claves para ser un “científico exitoso”, él las ha aprendido y reforzado a lo largo de sus más de 30 años de trayectoria académica. Por tal motivo, considera de vital importancia transmitir su conocimiento y experiencia a las futuras generaciones de científicos.

Por eso, con pasión y entrega desde hace más de 15 años, Rojas González imparte clases en la Facultad de Matemáticas e Informática de la Universidad Libre de Berlín (FUB, por sus siglas en alemán).

El científico destacó que para inyectarles esa pasión por la ciencia a sus alumnos, desde los primeros semestres de la carrera los invita a participar en sus proyectos, pues dijo que es una forma de incentivarlos, al mismo tiempo que a él le aportan ideas nuevas.

Tan lejos y tan cerca de México

Aunque lleva varios años en Alemania, Rojas González siempre se ha preocupado por no perder ese vínculo con la academia y la investigación que se hace en México. Por eso, desde 2011 forma parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), a través de la modalidad Mexicanos en el Extranjero.

Respecto a la parte académica, el científico ha contribuido en la formación y capacitación de jóvenes investigadores, a través de asesorías doctorales. “Creo que mi aportación principal con México ha sido la formación de estudiantes y académicos. He doctorado a cuatro estudiantes mexicanos y actualmente tengo tres doctorantes mexicanos”, comentó.

Asimismo, señaló que tiene publicaciones compartidas con colegas mexicanos. Además, viaja a México hasta cinco veces al año para impartir cursos y talleres en universidades nacionales.

Todo esto, dijo, para que los investigadores del país, sin importar si viven dentro o fuera, impulsen el quehacer científico y tecnológico de México.

Avanza México con pasos firmes en ciencia y tecnología

Indicó que aunque todavía falta mucho por hacer en México en ciencia, tecnología e innovación, el país avanza con pasos firmes hacia una sociedad del conocimiento.

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“Ahora veo el panorama científico de México mucho mejor que cuando me fui a estudiar al extranjero. En aquella época casi no teníamos profesores con doctorado. Ahora hay una gran cantidad de académicos con doctorado”, lo cual ayudará a generar más conocimiento científico y desarrollo tecnológico, manifestó.

En este avance, el Conacyt ha sido una pieza fundamental, ya que es “el cerebro que activa o impulsa el desarrollo científico y tecnológico del país”, expresó Rojas González.

“El Conacyt le puso las pilas a todos los investigadores en México para que publicaran y se crearan proyectos de desarrollo. Creo que las becas y el SNI han sido un éxito”, agregó.

En opinión del científico, el principal reto que enfrenta la ciencia y la tecnología mexicana es tener mayor contacto con el sector industrial, como sucede en los países más desarrollados. Por ejemplo, indicó: “En Europa la mayor parte de la investigación no se da en la universidades. Se da en los laboratorios de las empresas”.

Consideró que “habría que pedirles a las empresas multinacionales que cuando se establezcan en México no solo equilibren sus importaciones y exportaciones, también que transfieran parte de su investigación al país. Estados como Corea del Sur o incluso China han sido muy agresivos en este sentido y ahora tienen una industria de punta con investigación local de gran envergadura”.

Si deseas conocer más sobre el Sistema Nacional de Investigadores, ingresa a su sección dentro del sitio oficial de Conacyt.

 

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