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Jorge Letechipia, al servicio de la gente con discapacidad


Por Yureli Cacho Carranza

Ciudad de México. 12 de septiembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- El interés y pasión que el doctor Jorge Ernesto Letechipia Moreno tiene por el tema de la discapacidad data desde 1980. “Es un área muy rica, aunque con grandes retos y características diferentes en cada país”, refiere el investigador e inventor, quien fundó y a la fecha dirige el Centro de Ingeniería y Tecnología de Rehabilitación (Citer), de la Universidad Iberoamericana.

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Con trato afable, el doctor Letechipia conversa sobre su visión acerca del desarrollo tecnológico en el país dentro del campo de acción de su especialidad y bajo la experiencia que vivió en el extranjero.

Dedicado a diseñar y construir ayudas técnicas, aparatos e instrumentos para diagnóstico, tratamiento e investigación biomédica en rehabilitación y ortopedia, apropiados tanto para las necesidades como para los recursos de la población mexicana con discapacidad, el doctor Jorge Letechipia considera que la tecnología es un gran auxiliar para mejorar la calidad de vida de este sector y que en el país hace falta explotar más este campo.

Jorge Ernesto Letechipia2“En Estados Unidos, Canadá o Europa, el terapeuta escoge la mejor tecnología por la gran gama comercial que los sistemas de salud privados y públicos patrocinan. En cambio en México, aun cuando el acceso a tecnología de punta de todo el mundo es posible y en muchas instituciones de salud, tanto públicas como privadas, está presente, el adelanto tecnológico para fines médicos no está tan avanzado. El problema es complejo porque se requiere de inversión, competencia, capacidad de venta, fabricación, distribución y servicio y, sobre todo, de un sistema de patrocinio que proporcione la tecnología a las personas con discapacidad”.

Licenciado en ingeniería electrónica y comunicaciones por la Ibero, también cursó una maestría en ingeniería biomédica en la Universidad Case Western Reserve en Cleveland, Ohio, Estados Unidos, país donde trabajó un tiempo y del que regresó en el año 2000. “Ese mismo año hice mi doctorado en investigación en medicina en la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional (ESM-IPN)”.

Durante 16 años se desempeñó como jefe de la División de Investigación Tecnológica del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR); fue director de enseñanza e investigación en el Centro Nacional de Rehabilitación para el Trabajo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En la actualidad, además de ser el titular del Instituto de Investigación Aplicada y Tecnología (Iniat) y del Citer en México, es profesor titular del programa de Ingeniería Biomédica, así como del posgrado en Ciencias de la Ingeniería en la Universidad Iberoamericana. Es también consultor académico del Citer Medellín, en Colombia, del Citer Cuenca, en Ecuador, y más recientemente del Citer Lima, en Perú, países en los que el doctor Letechipia ha transferido parte de la tecnología que ha desarrollado.

“Desafortunadamente, en México es donde la transferencia tecnológica ha sido más complicada. Nos interesa mucho que el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) o los Centros de Rehabilitación y Educación Especial (CREE) utilicen nuestra tecnología. Les hemos sugerido capacitar al personal, entregarles el equipo sin costo (un simulador y una escarbadora de asientos) para que hagan asientos conformados. Lamentablemente, por limitantes administrativas no hemos tenido éxito, pues producir asientos no está considerado dentro de las funciones de los terapeutas”, explicó.

Sus casos de éxito

Para el especialista, es muy satisfactorio y una gran motivación ver el progreso que la tecnología permite tener a las personas con discapacidad. "Artistas, atletas paralímpicos o estudiantes que nunca pensaron llegar a la universidad, llegaron, se graduaron y hoy disfrutan de una vida laboral satisfactoria", refirió.

Letechipia 1609“Al Citer acudió un usuario de silla de ruedas de nivel secundaria y en un principio era tan tímido que ni siquiera podía pedir el color de la silla que quería, ocho años después, tras ayudarle a ejercer su autodeterminación y autoestima, regresó con el título de abogado y aprendió a conducir. Actualmente, además de trabajar en los juzgados, promueve las causas de la discapacidad. Para él la tecnología fue una parte muy importante de su desarrollo personal y profesional”.

El éxito es mayor cuando el efecto es inmediato en el sentido de que si alguien llega al Citer sentado con una muy mala postura, y ese mismo día se va sentado correctamente y cómodo, años después su columna no estará deformada. “Cada comentario positivo nos anima más”, manifestó el investigador.

La tecnología como inhibidor

Decir que el uso de la tecnología afecta o reprime las facultades naturales, es un tanto arriesgado porque, aunque es posible que en algunos casos o circunstancias otorgar un dispositivo tecnológico puede hacer que la persona pierda fuerza o habilidad, gane peso, etcétera; la evaluación individual es la que determina si la tecnología es o no adecuada, lo que no es una decisión simple, aludió el doctor Jorge Letechipia.

“Siempre será mejor y preferible dar autonomía a una persona con discapacidad, a través de un aparato tecnológico, es decir una ayuda técnica o un instrumento de apoyo para que llegue a tiempo, esté cómoda, no se lesione y de esa manera logre integrarse mejor a su núcleo sin estar en total desventaja respecto a sus compañeros, amigos, familiares o sociedad en general”.

La tecnología no pretende sustituir las habilidades remanentes de las personas con discapacidad pero al igual que infinidad de seres humanos eligen usar escaleras eléctricas o elevadores, a veces por simple comodidad, una silla motorizada brinda a su usuario la posibilidad de llegar a tiempo.

“La tecnología debe determinarse conforme al tipo de discapacidad y cada caso analizarse individualmente, de acuerdo con el entorno particular y con la realidad social del individuo”.

Áreas de oportunidad

dr pac 1609Existen muchos campos en la práctica médica en los que México podría ser un actor importante. “Dispositivos que hacen falta aún no inventados porque en cualquier área de la medicina se requieren instrumentos y dispositivos que hace falta desarrollar. Si nos reuniéramos con cualquier equipo médico que realiza investigación, surgirían ideas fácilmente porque en el país hay muchísima capacidad intelectual. Jóvenes de universidades producen herramientas muy útiles, prácticas e innovadoras pero para que sus invenciones sean comerciales se necesita una infraestructura que desafortunadamente aún no existe”.

Hacer un prototipo no es lo más caro, sino el camino que se debe recorrer para lograr la transferencia de tecnología: permisos, propiedad intelectual, distribución, servicio, etcétera; todo lo que se requiere para lograr una transferencia tecnológica exitosa. “Necesitamos ser más creativos en este sentido para que la política de crecimiento tecnológico para fines médicos y su respectiva infraestructura incremente”.

 Su experiencia en el extranjero

En materia de investigación, México posee mucho talento. Sin embargo, aunque la cantidad de recursos va en aumento, estos siguen resultando insuficientes. Con conocimiento de causa, porque trabajó más de 14 años en el Centro de Tecnología Good Shepherd y en el Centro de Rehabilitación Hiram G. Andrews, en Allentown y Johnstown, Pensilvania, Estados Unidos, respectivamente, argumentó que en el país norteamericano las oportunidades son mayores porque las instancias que otorgan patrocinio son más abundantes.

El principal consumidor para el área de biotecnología médica en el país es la seguridad social o medicina pública, pero su proceso de compra es tan complicado y tortuoso que desanima la participación. Ahora bien, las condiciones y necesidades de investigación en México no son las mismas que en Estados Unidos. “No hay mejor o peor, solo un conjunto de oportunidades y problemas diferentes. El grado de apoyo es muy diferente porque los problemas también son distintos. Las compañías estadounidenses están más interesadas en invertir porque existe un mercado ávido de nuevas cosas y hay empresas en busca de productos semiterminados para concluirlos y llevarlos al mercado”.

Su primera invención

En los años 80, cuando el doctor Letechipia ejerció en la Universidad Case Western, hizo un conector flexible que se implanta y utiliza en sistemas comerciales de estimulación eléctrica funcional para personas con lesión medular

“La Universidad Case Western es la propietaria de la patente y allá se comercializa. Aunque aquí igualmente hay candidatos que podrían usar esta tecnología, México no ha traído la tecnología de estimulación eléctrica implantable como técnica quirúrgica porque es muy cara, no siempre da los resultados esperados y el programa requiere un mantenimiento muy riguroso. Una empresa norteamericana vende electrodos que se implantan y allí mismo venden la terminal que lleva el nombre de Letechipia”.

La estimulación eléctrica funcional consiste en sustituir las señales eléctricas naturales del cuerpo por señales eléctricas generadas por un dispositivo, como sucede con el marcapasos cardiaco. Tecnología que asimismo se ha usado para facilitar el vaciamiento de la vejiga o asistir en el movimiento del diafragma y así evitar el uso de un respirador.

Captura de pantalla 2016 09 12 a las 15.17.53“En el caso de la lesión medular, existen unos 500 pacientes que hacen uso de sistemas implantados para mover la mano, ya que para cerrarla o abrirla se activan varios músculos simultáneamente y la electrónica implantada es la que puede dirigir sus movimientos. El conector Letechipia se utiliza para unir los dos lados del sistema, por un lado el estimulador implantado y por el otro, los cables que llevan los estímulos a los músculos. El conector es flexible para permitir el movimiento muscular”.

El experto explicó que en los estimuladores que existen, la electrónica se implanta en el pecho. “Es decir, los electrodos se ponen en algunos de los músculos del brazo, de la mano y se conectan a un estimulador. Se podrían colocar haciendo una gran herida a todo lo largo del brazo para colocar los cables. Sin embargo, la cicatriz que dejaría no es aceptable para los usuarios. Resulta mejor hacer pequeños cortes donde se ponen los electrodos y solo abrir una ventana a la altura del bíceps. Posteriormente, se hace un túnel debajo de la piel para pasar los cables de los electrodos (músculo-electrodo) hacia la ventana del bíceps. El estimulador implantado en el otro extremo del cable se pasa del pecho a la ventana y con tres pequeñas incisiones es posible implantar el sistema completo”.

El conector que desarrolló el doctor Letechipia es el que permitió poner las terminales a los dos cables y conectarlo de manera muy flexible, debido a que conectores rígidos lastimarían la musculatura y se romperían muy rápido debido al movimiento natural de los músculos, concluyó satisfecho y con una amigable sonrisa.

Producción científica

  • Redes de Colaboración Tecnológica en Latinoamérica. Tecnología para personas con discapacidad: La experiencia del Citer, México y Medellín, Colombia.
  • Ingeniería de Rehabilitación. Los primeros cinco años de la experiencia de México. 
  • Las ayudas técnicas como factor determinante del empoderamiento de las personas con discapacidad.
  • Design of Assistive Technology in Mexico.
  • User perception of seat functionality.
  • Design and preliminary testing of an active intramedullary nail.
  • Seating fabrication system for clinical rehabilitation settings in low income countries: The experience of Mexico and Colombia.
  • Development of a bone noncritical segmental tibial defect model in sheep utilizing interlocking nail as an internal fixation system.
  • Design and development of a system to manually fabricate contoured seats for children with disabilities.
  • Would increased interstitial fluid flow through in situ mechanical stimulation enhance bone remodeling?
  • Effect of posture and shoe use on vibration transmission to ankle, knee and hip during whole-body vibration.

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Jorge Ernesto Letechipia Moreno 

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