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Mi terapeuta es un robot

Por Érika González

Puebla, Puebla. 24 de noviembre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) adquirió recientemente dos robots con aspecto humanoide que, además de replicar las funciones de la vista y el oído, pueden sostener diálogos, función que será utilizada para la rehabilitación de niños con problemas del lenguaje, en la detección de desórdenes de comportamiento en jóvenes y en terapia ocupacional geriátrica.

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La Facultad de Ciencias de la Computación (FCC) de la BUAP, en colaboración con un grupo multidisciplinario en las áreas de mecatrónica, psicología, matemáticas y electrónica, es la encargada de desarrollar el proyecto denominado Humanoides BUAP.

El doctor David Pinto Avendaño, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) e integrante del grupo de investigación de Ingeniería del Lenguaje y del Conocimiento de la FCC de la BUAP, afirmó en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt que, como parte de este proyecto, se adquirieron dos robots con forma humana y dos diademas de lectura encefalográfica.

humanoides buap01Refirió que estos dispositivos fueron adquiridos a la empresa estadounidense Hanson Robotics con un costo cercano a los dos millones de pesos, de esta cantidad, 80 por ciento fue aportada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

El grupo de investigadores de la BUAP diseña actualmente los modelos del lenguaje y los métodos computacionales que permitirán a los robots interactuar de manera integral con pacientes y personal académico de esa institución.

Pinto Avendaño explicó que por ahora cada uno de los humanoides es capaz de recordar el nombre de su interlocutor y reproducirlo al momento de tener una conversación en idioma inglés, por lo que en un futuro cercano, al programarle un segundo y hasta un tercer idioma, podrían ser utilizados como asistentes universitarios que brinden información a profesores y estudiantes.

Detalló que las dos diademas de lectura encefalográfica leen las señales de la corteza cerebral de los usuarios para enviarlas al robot y, de este modo, tener un conocimiento del estado de ánimo de la persona en ese instante.

El también miembro de la Red de Tecnologías del Lenguaje de Conacyt mencionó que hasta el momento solo el rostro de un androide se encuentra forrado con un material con textura parecida a la de la piel humana; sin embargo, adelantó que ambos humanoides contarán con piel sintética con características similares a las de los seres humanos y cerca de 34 motores en el rostro que les permitirán expresar estados emocionales.

"Por medio de un sistema virtual será posible programar movimientos y expresiones deseados en los robots, es decir, abrir la boca, mover los ojos o la cabeza, sonreír, hacer muecas o expresar tristeza”, complementó.

Dispositivo amigable 

humanoides buap02El doctor Pinto Avendaño señaló que uno de los robots será útil en la rehabilitación de niños con problemas de desorden del lenguaje.

"La idea es que los infantes dialoguen con el robot y que este corrija palabras que no pronuncian bien, mediante la repetición. El efecto de la empatía será mucho más fácil para los niños, al interactuar con un dispositivo amigable", comentó.

A este proyecto se han sumado investigadores de la Facultad de Ciencias de la Electrónica (FCE) que diseñarán una mano que pueda ser adaptada al torso del humanoide, la cual podrá moverse y dispondrá de un dispositivo háptico que permitirá a la persona que lo manipule sentir lo mismo que el robot al momento de agarrar algo, logrando así el efecto empático.

El investigador subrayó que además el humanoide podrá hacer un análisis de las facciones de la persona con quien dialoga para determinar si se encuentra triste, enojada o alegre.

"Este androide tiene micrófonos que permitirán grabar la conversación, transferirla a un texto y a través de un estudio del lenguaje identificar las emociones", agregó.

El humanoide destinado para rehabilitación ha sido presentado —en el estado de desarrollo en que se encuentra— en diversas escuelas primarias para examinar la reacción de aceptación o rechazo de los niños.

Con la adquisición de estos robots y el trabajo de investigación que conlleva asemejarlos cada vez más a un humano, la BUAP es la primera universidad de América Latina que adquiere este tipo de tecnología robótica para su desarrollo, innovación y aplicación en el campo de la rehabilitación humana. 

Robots humanoides en la ciencia ficción

Si viviste en los noventa, seguro alguna vez soñaste con un robot tipo NDR-114 como Andrew, un robot humanoide con el que el filme El hombre bicentenario cautivó al público, pues además de realizar pequeñas tareas en casa, con el tiempo este androide fue adquiriendo condiciones cada vez más humanas como sentimientos, emociones y un sistema que le permitió envejecer al punto de debatir y reclamar públicamente el reconocimiento de su nueva condición humana; tareas que sin duda fueron más allá de aquello para lo que había sido programado.

Aunque todavía no se han creado humanoides como los protagonistas de la cinta Yo, robot o modelos como los Nexus-6 de Blade Runner, ni mucho menos androides como Andrew, la ciencia de la robótica ha tenido grandes desarrollos.

La ciencia ficción es un género que se basa en supuestos logros científicos o técnicos que podrían conquistarse en el futuro, y por supuesto que el séptimo arte ha tomado muy en serio este género.

En 2004 Yo, robot, cuya historia se atribuye a las Series de Robots de Isaac Asimov, ha echado mano de este recurso tomando algunas ideas de Asimov acerca de los robots —la más importante, las tres leyes de la robótica.

Metropolis, considerada una de las grandes películas del cine expresionista alemán, relata la historia de una megalópolis del siglo XXI en donde los obreros viven en un gueto subterráneo con la prohibición de salir al mundo exterior. Incitados por un robot se rebelan contra la clase intelectual que tiene el poder, amenazando con destruir la ciudad que se encuentra en la superficie.

En 1982 Blade Runner, una película dirigida por Ridley Scott, se estrenaba erigiendo el género cyberpunk. Basada parcialmente en la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la película describe un futuro en el que humanos artificiales son fabricados a través de la ingeniería genética, a los que se denomina "replicantes". Estos replicantes se asemejan físicamente a los humanos, aunque tienen mayor agilidad y fuerza física, pero carecen de la misma respuesta emocional y de empatía.

Inteligencia artificial es un filme dirigido por Steven Spielberg que retrata la historia de una nueva clase de robots llamados Mecas, humanoides avanzados capaces de emular pensamientos y emociones. Gracias a la falta de recursos por el desastre que deja el calentamiento global, los humanos necesitan permisos de natalidad, por ello crean un hijo robot muy parecido a un niño humano con capacidad de mostrar amor para sus poseedores humanos.

Estas y muchas películas más se han inspirado en la robótica para la creación de sus personajes; sin embargo, Japón estrenará el primer filme coprotagonizado por una actriz ginoide. Titulada Sayonara, relata la relación entre Leona, una robot humanoide, y Tania, una mujer que ha caído gravemente enferma tras quedar afectada por las radiaciones emanadas de un accidente nuclear.

Robots humanoides entre nosotros

"Asimo" es un robot japonés que ha ido pasando por varias alturas y pesos según sus versiones. Puede de forma autónoma subir y bajar escaleras, recoger y manipular objetos, y hasta contonearse.

"Petman" es un robot humanoide diseñado para los militares estadounidenses. Se usaría en pruebas químicas, control biológico y en general contra ataques o accidentes NBQ (nuclear, bacteriológico, químico).

"Nao", por su parte, es un robot programable y autónomo, desarrollado para sectores de investigación y educativos y ya se ha utilizado para enseñanza de habilidades sociales en niños autistas y como ‘profesor’ de robótica.

"Atlas" es un robot humanoide bípedo construido en aluminio y titanio. Pesa 150 kilos y mide 1.80 metros. Está concebido desde el estamento militar. Hay en marcha un concurso inspirado en el desastre nuclear de Fukushima con seis grupos de desarrollo que tendrán que programar el Atlas en distintas pruebas. Entrar en un vehículo y conducirlo, abrir una puerta o utilizar una herramienta eléctrica.

A diferencia de la ciencia ficción y a pesar de los intentos de la ciencia robótica por asemejarse cada vez más al ser humano, las personas aún no aceptan en su totalidad un dispositivo tan semejante a sí mismo.

 

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