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Promueven vocaciones científicas con Mis amigos de El Colegio Nacional

Boletín de prensa

4702/2017

Ciudad de México. 13 de febrero de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- De niño, Mario Molina disfrutaba jugar canicas y pasar largas horas experimentando en un minilaboratorio de química que sus padres le instalaron en un baño de la casa. Un día, el Premio Nobel mexicano se asombró cuando, a través del microscopio, observó la cantidad de vida que había en una sola gota del agua podrida, que hizo colocando una lechuga.

 

A Fernando del Paso, el gusto por la literatura se lo inculcó su madre; de niño viajó con Julio Verne al centro de la Tierra y navegó veinte mil leguas bajo el mar. Fue por ello que el autor de Noticias del Imperio descubrió su vocación por el arte de las letras, al ser una “inagotable fantasía de revelaciones deslumbrantes”.

Desde pequeño, Octavio Novaro no cree que hay preguntas tontas y su curiosidad por responderlas no se ha agotado. A los seis años, los padres de quien a la postre sería uno de los físicos teóricos más sobresalientes de México, le explicaron que no era el único niño en el mundo, lo que le hizo pensar si existía otro que estuviera pensando lo mismo que él en ese momento. 

Estas son algunas de las historias de la niñez de “carne y hueso” de destacados científicos, humanistas, escritores y artistas mexicanos que integran El Colegio de México, con las que se pretende ofrecer a los niños y jóvenes ejemplos fehacientes de que pueden llegar a hacer grandes contribuciones a partir de vocación, dedicación y esfuerzo.

El libro Mis amigos de El Colegio Nacional reúne la biografía infantil de 38 de sus miembros, busca fomentar la curiosidad nata de los niños y brindar una oferta intelectual con la que pueden sentirse identificados.

 

Más información aquí.

ALG/SP/FV/4702/2017

 

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