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Desciudadanización en jóvenes mexicanos


Por Karla Navarro

Ensenada, Baja California. 29 de mayo de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- El juvenicidio es el asesinato sistemático de la población joven, fenómeno documentado a lo largo de décadas en América Latina y en el que se ha detectado la implicación de elementos institucionales.

1-HEAD_desciudadanan2918-1.jpgFotografías crédito: El Colef.

Así lo define el doctor José Manuel Valenzuela Arce, investigador de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), quien acuñó el concepto juvenicidio en 2012, a partir de la publicación de su libro Sed de mal. Feminicidio, jóvenes y exclusión social.

Desde entonces, y de forma similar como ocurrió con el feminicidio, se le dio nombre a una problemática social presente como común denominador en los países latinoamericanos y otras partes del mundo.

El doctor Hugo César Moreno Hernández, investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), forma parte de un equipo de especialistas que estudian el proceso de desciudadanización en jóvenes mexicanos que se incorporan a las células del crimen organizado.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Moreno Hernández expuso que la desciudadanización es el proceso en que un ciudadano pierde sus derechos políticos, mismo que comenzó a observarse a través de fenómenos migratorios en los que la población juvenil es uno de los sectores más afectados.

En el caso de México, la desciudadanización es evidente en la forma en que se combate la delincuencia organizada: “Si mueren jóvenes en un enfrentamiento, el hecho ya los criminaliza y los coloca en otra situación en que el delito del que fueron víctimas no se va a perseguir”, advierte el doctor Moreno Hernández.

Jóvenes y crimen organizado

Presentar un panorama sobre cómo se insertan los jóvenes en las estructuras de la delincuencia organizada y observar cómo este fenómeno se vincula con las circunstancias económicas y culturales del país, es el trabajo que desarrollan investigadores en Guerrero, Veracruz, Sinaloa y Ciudad de México.

1-juvenicidio2918.jpgMoreno Hernández, investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP, destacó que las investigaciones pretenden abonar teórica y empíricamente al estudio y comprensión del juvenicidio.

“La inserción de los jóvenes en estas estructuras se hace de la manera más baja, son el eslabón más débil de las organizaciones, muy pocas veces llegan a ser líderes importantes o manejar recursos propios y se convierten en una fuerza de trabajo muy valiosa pero muy barata”, señaló.

Apuntó que es a partir de entonces cuando inicia el proceso de desciudadanización, que implica procesos legislativos y políticos mediante los cuales se producen sujetos sin derechos y así los jóvenes pierden sus cualidades antropológicas como edad y raza, para convertirse únicamente en delincuentes.

Moreno Hernández aclara que la desciudadanización no solo se observa en el combate al narcotráfico, ya que el crimen organizado abarca otros delitos como extorsión, secuestro, tráfico de personas, armas y piratería.

En esas estructuras, los jóvenes pueden desempeñar labores desde mensajería hasta la desaparición de cuerpos o sicarios.

Para documentar el proceso, los investigadores trabajan con jóvenes en reclusión; en otros casos, desarrollan trabajo en campo, como ocurrió en Tierra Caliente y Zihuatanejo, en el estado de Guerrero, y en Iztapalapa, en la Ciudad de México.

“Ahí las investigaciones son más de corte antropológico, antropología social, y trata de comprender más los rasgos culturales que el dato cuantitativo”, precisa el investigador de la BUAP.

Agregó que es complejo obtener datos cuantitativos en torno al fenómeno; sin embargo, mediante el monitoreo de homicidios en el país derivados de la operación de células delictivas, han observado que en el grueso de los asesinatos las víctimas tienen entre 19 y 30 años de edad.

“No hemos desarrollado una metodología cuantitativa que permita vislumbrar cuántos jóvenes están enrolados en las organizaciones delincuenciales pero el número de homicidios nos da una idea”.

Precarización del sector juvenil

La presencia del crimen organizado y la respuesta que a partir de 2006 emprendió el Estado, ha resultado en la precarización de las vidas de jóvenes mexicanos, afirmó en entrevista el doctor José Manuel Valenzuela Arce, profesor investigador del Departamento de Estudios Culturales de El Colef.

“Los jóvenes son una parte central de las personas que están siendo asesinadas dentro de la violencia que estamos viviendo: más de 200 mil asesinados y 30 mil desaparecidos. Esto nos obliga, es parte de la apuesta investigativa, a tratar de entender qué es lo que está ocurriendo con los procesos vida-muerte juveniles”.

Señaló que la precarización del sector juvenil es multifactorial, ya que inciden condiciones como el empleo informal y su baja remuneración, además de la educación, que funge como uno de los ejes centrales que enfrenta mayores desafíos.

1-juvenicidio2918-1.jpg“En la preparatoria, más de la mitad de los estudiantes ya ha desertado, la mayoría de los jóvenes persistentes que terminan una carrera universitaria no va a trabajar en lo que estudió y el desempleo es desproporcionalmente mayor en ese rango”.

A la precarización económica y social se suma el fenómeno migratorio, jóvenes que salen del país en busca de condiciones para desarrollar sus proyectos de vida.

“Se van a vincular esta precarización económica, una precarización social, una precarización de las instancias de justicia con su correspondiente precarización de los ámbitos de participación ciudadana”, menciona el investigador de El Colef.

Para el doctor Valenzuela Arce, la conjugación de todas estas condiciones ha provocado en los jóvenes mexicanos la ausencia de confianza hacia las instituciones gubernamentales, lo que incluye los procesos político-electorales.

“De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Juventud 2000-2005, los jóvenes no creen en las instancias de procuración de justicia, no creen en la clase política, no hacen diferencias cualitativas entre un policía, un judicial o un narcotraficante”.

Analizar para prevenir

Las investigaciones desarrolladas por el doctor Valenzuela Arce y sus colaboradores han documentado la precarización de la vida juvenil en México y los lamentables casos que terminan en muertes impunes.

“Es una realidad muy doliente lo que estamos viviendo en Latinoamérica y otras partes del mundo, es hacer visible esta situación de muerte, donde el asesinato ocurre de manera principal con la articulación de distintas formas de precarización social”.

El investigador de El Colef coincide en que no se trata solamente de observar la muerte en el sector juvenil como un dato cuantitativo, sino identificar las distintas situaciones que abonan a la precarización de sus vidas hasta llevarlos a un trágico final.

“Nuestra función no es contar jóvenes asesinados, nuestra función es estudiar, analizar, interpretar los escenarios que están generando, produciendo y reproduciendo esa muerte, para que no siga ocurriendo”.

El concepto de juvenicidio ha centrado la mirada de los expertos en una realidad que atraviesa a América Latina, en múltiples experiencias que reflejan el rostro de la violencia en diversos escenarios sociales.

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