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Tecnociencia, reflexiones desde la filosofía

Por Marytere Narváez

Mérida, Yucatán. 15 de enero de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Sandra Ramírez Sánchez, profesora investigadora del Centro Peninsular en Humanidades y en Ciencias Sociales (Cephcis) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), se dedica a los estudios filosóficos y sociales de la ciencia y la tecnología, desde donde ha observado las concepciones de la naturaleza en ambos campos y los fundamentos metafísicos de sus prácticas epistémicas.

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En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, la investigadora señaló una perspectiva sobre la frontera entre los conceptos de ciencia y tecnología discutidos por autores como Immanuel Kant, Martin Heidegger y Bruno Latour.

Agencia Informativa Conacyt (AIC): Desde los estudios filosóficos, ¿cómo ha sido la relación entre la ciencia y la tecnología?

Sandra Ramírez Sánchez (SRS): Es una historia bastante larga, la distinción ciencia y tecnología se da de manera radical a mediados del siglo XX con el modelo lineal de innovación escrito en Ciencia: la frontera sin fin, por Vannevar Bush. Este trabajo sienta las bases de los sistemas nacionales de investigación científica contemporáneos, en los que la ciencia se considera el conocimiento que tiene que ver con la investigación básica y la tecnología es la ciencia aplicada.

Este modelo estuvo vigente durante mucho tiempo, hasta los años ochenta, y desde los estudios filosóficos también se hacía esta distinción desde la corriente anglosajona que fue más dominante en nuestro país por mucho tiempo. Cuando se empezaron a hacer propiamente los estudios sociales de la ciencia (Society for Social Studies of Science), se comenzó a cuestionar no solo el estatuto de la tecnología respecto de la ciencia sino además que existieran diferencias de fondo entre ambas.

Entre otras cosas, empezó a discutirse lo que nosotros llamamos ciencia ahora cimentada sobre la tecnología, es decir, lo que hizo posible a la ciencia moderna fue la tecnología, y de ahí se discutió la independencia relativa de la tecnología con estudios sobre técnica, estudios filosóficos o históricos de la técnica y, en particular, se empezó a trabajar sobre un viejo concepto que atrincheró Martin Heidegger y que a su vez retoman autores como Bruno Latour, Donna Haraway y Javier Echeverría, que es la tecnociencia o el conocimiento tecnocientífico. 

AIC: ¿Cuáles son las implicaciones de la tecnociencia?

martin heidegger01Martin Heidegger. Imagen: Willy Pragher/Landesarchiv Baden-Württenberg (CC0 1.0).SRS: Heidegger emplea el concepto de tecnociencia para hablar de un cierto tipo de racionalización del mundo que se hace a través de ciertas prácticas lingüísticas y materiales que dan como resultado el control y la matematización del mundo, eso es lo que él piensa como tecnociencia. Según Heiddeger, la ciencia moderna presupone este modelo de racionalización que sujeta el mundo al control y a la matematización, que para él van de la mano. En sus clásicos trabajos sobre tecnología, para él era muy importante separar el conocimiento o el saber de la ciencia, porque el saber no necesariamente buscaría el control o la matematización sino que iría por algo que tiene más que ver con la realización humana.

Cuando se retoma el concepto de tecnociencia a finales del siglo pasado, se conserva la idea de que en efecto la ciencia moderna sin la tecnología no existiría y eso se hace basándose sobre todo en estudios históricos que remiten a una forma de conocimiento inaugurada por la Royal Society del siglo XVII, donde lo que vemos es una gran discusión entre los que se llamaban experimentalistas  y los que se llamaban filósofos naturales. Ambos decían que estaban creando la nueva ciencia, pero los experimentalistas usaban todo un instrumental tecnológico para estabilizar fenómenos y eso es lo que dicen sienta las bases de la ciencia moderna, que lo que hace sobre todo es estabilizar fenómenos principalmente en espacios controlados con el fin de comprender el mundo y, por supuesto, para manipularlo.

AIC: ¿Cuál fue la aportación de Bruno Latour al concepto de tecnociencia?

SRS: Desde mi perspectiva, lo que hace Bruno Latour —desde hace muchos años aunque solo recientemente entró de lleno a ese aspecto de su trabajo— es proponer una transformación de la base metafísica de la ciencia o la tecnociencia.

La idea que él tiene, cuando él empieza a hablar de los actantes, estas cosas raras que son humanos-no humanos y que tanto le criticaron, las fue elaborando poco a poco de tal manera que al final, más o menos por mediado de los noventa, apunta claramente que lo que está haciendo es una crítica a la metafísica kantiana, la cual lo que hace es separar la naturaleza de la cultura.

Y lo hace por razones prácticas. Para Kant, si nosotros no separáramos la naturaleza de la cultura del mundo humano, no tendríamos razones para mantener una moral, y eso es lo más importante para él. ¿Por qué no tendríamos razones para mantener una moral? Porque no seríamos responsables, porque a fin de cuentas estaríamos sujetos a las leyes de la naturaleza y para Kant estas son deterministas, lo que implica que al actuar de acuerdo con estas ya no tenemos responsabilidad. 

Entonces para que nosotros podamos tener una moral necesitamos separarnos a nosotros mismos de la naturaleza, construir un mundo de normas, construir un mundo de lo que él llama la razón práctica. En Crítica de la razón pura habla de la razón en la naturaleza; en Crítica de la razón práctica habla de la razón en la moral; mientras que en Crítica del juicio habla de algo bastante extraño, porque en esta pretende hacer la síntesis entre ambas cosas, pero a partir del arte y la experiencia religiosa.

Sin embargo, lo que se hereda en la modernidad, desde el siglo XVIII al siglo XX, no es tanto toda la teoría crítica de Kant sino básicamente la separación entre naturaleza y mundo humano. Esto es lo que trata de disolver Latour haciendo una crítica que, a mi parecer, es propositiva porque lo que él propone es que finalmente nuestra humanidad depende de la no humanidad.

Primero empieza hablando de instrumentos, muy heideggeriano si quieres, porque finalmente nosotros nos construimos a partir de la materialidad, y después empieza a hablar de otras cosas, de animales, de no-humanos que tienen algún estatuto personal. Yo creo que ese es el aporte más significativo de Latour, el intento por desarticular la metafísica kantiana que sustenta la ciencia moderna y redefinir esta metafísica para, según él, abrir la posibilidad de incluir a otros no-humanos en el mundo de la moral y en el mundo de la política.

AIC: ¿Han dejado alguna huella en el desarrollo científico actual las discusiones de Latour?

SRS: Yo creo que Bruno Latour es uno de los filósofos más influyentes hoy por hoy y él intenta, entre otras cosas, borrar fronteras disciplinarias, y quizás esa sea la impronta más fuerte. ¿Cómo logra su propuesta general? A través de grupos transdisciplinarios, porque básicamente la idea que él tiene es que el desarrollo del conocimiento se da siempre en esta violación de fronteras disciplinarias, discursivas y prácticas.

Si el siglo pasado fue el siglo de la antimetafísica, ahora los filósofos discuten que el problema está en lo que subyace a nuestras maneras más básicas de hacernos con el mundo, de pensar la historia, el arte, la ciencia, por supuesto, la tecnología, es decir, la metafísica. Yo creo que eso sería lo más importante y mi intención es continuar desarrollando este proyecto hacia una nueva metafísica, en la esperanza justamente de que pudieran construirse como modelos de inclusión de todos estos otros, en lugar de exclusión.

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