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Los efectos de la violencia en Sinaloa


Por Janneth Aldecoa

Culiacán, Sinaloa. 24 de octubre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Los culiacanenses viven un entorno violento debido a la presencia de grupos del crimen organizado y el narcotráfico. La disputa entre cárteles de la droga ha generado un entorno de inseguridad para los habitantes de la entidad, situación a la que parecen adecuarse, revela el estudio Observatorio Psicosocial de los Efectos de la Violencia en Sinaloa.

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El estudio aborda las dimensiones del daño psicológico entre quienes habitan en la capital sinaloense. El análisis se dirige a la noción del daño psicológico y su manifestación en niños y adultos. Sin embargo, en el marco del estudio los investigadores liderados por el doctor Tomás Guevara Martínez, científico de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), aplicaron encuestas a psicólogos para conocer cuáles son los principales efectos que observan en sus pacientes y si en estos influye el tema de la violencia e inseguridad que se vive en su entorno.

El coordinador del observatorio señaló que realiza una lectura del efecto de la violencia desde la psicología social, cuyos indicadores se producen a través del trabajo de campo, para ello utilizan el método de libre asociación.

Diversidad de significados

Explicó que sometieron a hombres y mujeres a un cuestionario, con una idea inductora como provocación, y después les pidieron mencionaran qué les viene a la mente como respuesta a esa idea inductora.

“Preguntamos: ¿Qué cosa es lo que más evidencia la situación de riesgo en que se encuentran las mujeres? O bien: Dígame tres cosas que piense que son de más riesgo para las mujeres en Sinaloa”, comentó.

1-tomgeva2418.jpgDoctor Tomás Guevara Martínez.Esa parte del estudio generó la creación de un diccionario, elaborado con las respuestas de los entrevistados y lo que significaban para ellos determinadas palabras.

“Una misma respuesta no significa lo mismo para una persona que para otra. Alguien puede responder ‘narcotráfico’, asociado a que quiere encontrar a un narco porque quiere vivir bien. En contraparte, hay otras mujeres que responden narco a un significado de los peores hombres, desalmados, etcétera; es decir, nos dicen la misma palabra, pero tienen una idea distinta de ella”.

Guevara Martínez explicó que en la última parte del cuestionario de libre asociación, solicitaron a los entrevistados que jerarquizaran tres respuestas y mencionaran un orden de importancia para obtener una ponderación.

“Hablamos de significaciones distintas para los sujetos. Le damos más valor a las respuestas que para los sujetos son más importantes y menos valor estadístico para las respuestas consideradas menos importantes”.

Psicólogos y consultas a niños

Para el caso de los niños, el estudio arrojó que las preocupaciones y temores giran en torno a peleas, divorcio de los padres, agresiones a ellos como hijos o a los abuelos; es decir, temor a la violencia intrafamiliar. 

“Encontramos una violencia que no es visible socialmente, que todavía tiene carta de naturalidad en la vida privada, y por eso es que no se hace tan visible. La otra sí porque escuchamos los plomazos, vemos la movilización de la policía, del ejército, y eso nos atemoriza, por eso es de alto impacto, se da en un ámbito social. Pero la otra la vemos como algo personal, cosificación de la mujer, es algo que está ahí adentro”, advirtió.

Guevara Martínez señaló que el universo causal de la violencia atribuido desde la visión de la ilegalidad muestra que los sinaloenses consideran que las causas y los causantes de la violencia son acciones y actores que están y actúan al margen de la ley, promoviendo una cultura de la transgresión en donde el narcotráfico ha creado un contexto que banaliza no solo la ley sino la propia vida, de ahí que sobresalgan los asesinatos, secuestros y asaltos con violencia.

“En el caso de la visión contranormativa, las causas de la violencia se atribuyen a la existencia de una cultura que contraviene la convivencia que se expresa principalmente en la ausencia de equidad de la mujer, tanto en las relaciones públicas como privadas. En la dimensión pública, la mujer sigue siendo asumida como objeto sexual y en la dimensión privada sigue siendo el blanco de la violencia doméstica”.

Para el estudio separaron ambas visiones con fines analíticos, pero en el pensamiento de los encuestados constituyen una unidad, por lo que el dominio de la visión causal de la ilegalidad sobre la contranormativa es producto de un proceso histórico y cultural, donde el peso de la cultura de la transgresión de la ley se ha ido afianzando sobre la cultura.

1-mazatla2418.jpgExplicó que los hechos que constatan la violencia son de carácter ilícito aunque en diferentes intensidades. Entre los jóvenes representa 85 por ciento del valor total de sus respuestas; entre los adultos, 89.4 por ciento, y entre los adultos mayores, 84.2 por ciento. Destacan: narcotráfico, asaltos, secuestros y asesinatos.

Para el caso de la visión contranormativa de la violencia, reflejó que los jóvenes centran su atención en el acoso sexual y en el deterioro de la familia; los adultos también centran su atención en esos mismos temas, aunque con menor relevancia al mostrar dispersión en sus respuestas; a los adultos mayores parece preocuparles más la falta de vigilancia y la corrupción policiaca.

Pese a que los tres grupos ponderan la visión ilegal de la violencia, los adultos conceden más importancia, 89.4 por ciento, mientras que los adultos mayores, 84.2 por ciento. Para el caso de los jóvenes, la posición es intermedia, 85 por ciento.

“Pueden elaborarse dos conclusiones: por un lado, los hechos de violencia son percibidos como producto de una cultura de la ilegalidad, más allá, incluso, de las causas atribuidas y sus efectos sociales y/o personales y de los agentes involucrados; sin embargo, son los hechos considerados contranormativos los que activan las diferencias existentes entre los grupos, tanto de edad como de sexo”.

Por otro lado, añadió, a la hora de caracterizar la violencia a través de las categorías ilícitas y contranormativas, las discrepancias parecen mayores entre los grupos de edad que entre los grupos de sexo, contrariamente a lo encontrado antes de categorizar. Una vez que el análisis se adentra a las categorías cargadas de valores, normas sociales y roles, los mismos hechos son vistos de manera diferente, más entre los grupos etarios que entre los de sexo.

Para una segunda parte del estudio, planean utilizar los resultados para determinar cuál es el campo que permite ver cómo se manifiesta el efecto de la violencia en los sinaloenses.

“Tenemos los elementos que constituyen los generadores, el tipo de violencia que más está dañando la población, ahí es donde encontramos que no son las balaceras, sino la violencia intrafamiliar”, finalizó el investigador.

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